Aunque México es el país con mayor radiación solar en el continente americano, no aprovecha esta ventaja competitiva. De acuerdo con la Asociación Europea de la Industria Fotovoltaica, tiene un potencial de 40 mil megawatts y solamente aprovecha 2 mil,
lamentó el maestro en ciencias Miguel Ángel Meneses Pérez, durante la conferencia “Luz y atmósfera” que impartió en el Museo de la Luz, perteneciente a la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“Si nuestro país supiera aprovechar la radiación del Sol y convertirla en energía limpia por medio de celdas solares, estaríamos en una situación económica totalmente diferente (…) no me puedo explicar cómo es que aún no se han generado las carreras y posgrados donde enseñen a utilizar y fabricar fuentes de esa energía limpia proveniente del Sol”, comentó el académico titular del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la Máxima Casa de Estudios.
El especialista explicó que la radiación solar que llega a la Tierra tiene influencia sobre los fenómenos físicos, químicos y biológicos, por lo que sin la energía del Sol, los seres humanos no existirían. Además de mantener la vida, la energía solar activar los movimientos de la atmósfera e hidrósfera y hace funcionar agentes geológicos que modelan el paisaje. Sin embargo, esta radiación también puede traer efectos contraproducentes para el ser humano si se sigue descuidando el medio ambiente y continúa el adelgazamiento de la capa de ozono.
“Entre los 20 y 50 kilómetros del suelo hacia arriba, hay una capa de ozono la cual es muy importante, porque la luz ultravioleta (UV) que viene de la energía del Sol va a ser detenida en esta zona, más del 99 por ciento de la radiación ultravioleta se queda ahí (…) Lo preocupante es que hasta el 21 de octubre del 2016, las mediciones por satélite de la capa de ozono indicaban que el agujero de la capa de ozono abarca una región profunda sobre la Antártida con un filamento que llega tan lejos como Sudamérica.
“Al adelgazarse la capa de ozono hay ciertas longitudes de onda que corresponden al ultravioleta que nos pueden afectar, especialmente la longitud de onda de los 260 nanómetros que sería el equivalente al UV del tipo C, que es el que se queda normalmente en la capa de ozono y nos afecta porque esto puede alterar incluso nuestra información genética”, expuso el especialista cuya línea de investigación es la genotoxicología ambiental y física de nubes.
La conferencia “Luz y atmósfera” se desarrolló en el marco del Día Internacional de los Museos, que este año, el tema central es Museos e historias controvertidas: decir lo indecible en los museos.