Con visión emprendedora y compromiso social, Roberto Alvarado Yáñez transformó un proyecto universitario en una exitosa empresa innovadora que fabrica armazones
de anteojos con botellas recicladas de tereftalato de polietileno (PET, por sus siglas en inglés).
Hoy, después de cuatro años, ICH, la empresa que fundó Roberto, ha ganado reconocimiento internacional al llevar hasta comunidades en situación de pobreza anteojos de buena calidad a un precio muy accesible.
En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, Roberto Alvarado explicó que en el programa de estudios de la carrera de administración de negocios, impartida en la Universidad Tecnológica de México (Unitec), era necesario cumplir con un plan de negocios basado en una propuesta innovadora.
“Todo se combinó, yo necesitaba terminar mi carrera universitaria, entonces revalidé mis estudios e ingresé a la Unitec. En ese periodo estuve trabajando por las tardes en una óptica de mi familia y me di cuenta de que los precios elevados de muchos lentes son por el armazón, que representa 80 por ciento del costo total. Platiqué con mi profesor de la universidad este hecho y comencé a investigar más sobre el tema, porque quería hacer algo en favor de personas que necesitaran lentes”.