Resguardado en el corazón de uno de los bosques más ancestrales de la Ciudad de México, el Zoológico de
Chapultepec celebró en julio pasado 94 años de haber abierto sus puertas al público y lo hizo como uno de los centros más importantes para la preservación de la biodiversidad, en donde especies en peligro de extinción han encontrado una oportunidad de conservarse.
Reconocido a nivel internacional por ser uno de los pioneros en lograr la reproducción natural en cautiverio de especies icónicas como el panda gigante, este espacio juega un papel preponderante para la conservación de ejemplares que incluso llegó a pensarse que jamás volverían a estar en su estado silvestre.
El biólogo mexicano Alfonso Luis Herrera inauguró este espacio el 6 de julio de 1923, y es un año después que se abren sus puertas al público en general con una colección de 243 animales, cifra que hoy en día es de mil 200 ejemplares pertenecientes a 22 especies de mamíferos, aves, reptiles y anfibios.
Notimex realizó un recorrido por este espacio que se ha transformado en un centro de conservación con énfasis en las especies endémicas y nativas del país. El recorrido estuvo coordinado por la directora general de Zoológicos y Vida Silvestre de la Ciudad de México, Claudia Lewi.
En su historia, el zoológico contabiliza varios casos de éxito en materia de rescate de la extinción, siendo el lobo mexicano y el cóndor de California los que más peso han tenido en los últimos años.
"Nosotros hemos contribuido con prácticamente la mitad de la población de lobos mexicanos que se han reproducido en cautiverio, es decir, aproximadamente 150 ejemplares y nuestro papel es tan importante que hemos aportado una línea genética”, explicó.
La especialista recordó que el lobo mexicano fue víctima de una campaña de extinción en la década de los 50, debido a que muchos rancheros optaron por acabar con el animal con el argumento de que sus ganados eran mermados por el canino mexicano. México no ha sido el único país en que se han emprendido campañas de exterminio en contra de los lobos.
Desafortunadamente durante muchos años fueron satanizados y exterminados en diferentes lugares como en Estados Unidos, Canadá y México, así como en Europa, desde luego, con sus propias especies nativas.
Al iniciar la década de los 70 se llegó al extremo de no encontrar ningún ejemplar en estado silvestre, lo que llevó a los investigadores a tratar de recuperar los últimos ejemplares de lobo mexicano en Zoológicos de Estados Unidos para iniciar un programa de conservación y reproducción bajo el cuidado humano.
Y es ahí en donde México jugó un papel importante, ya que gracias a la colaboración del Zoológico de Chapultepec fue que se logró garantizar la diversidad genética suficiente para que la especie pudiera volver a tener un número significante y pudiera ser reintroducida a su estado silvestre.
Para ello, la doctora Lewi destacó la importante participación de un grupo multidisciplinario entre quienes se encuentran profesionistas en genética, reproducción, zootecnia, medicina veterinaria y biólogos, quienes además de aportar su experiencia han intercambiado un conocimiento más profundo del lobo mexicano.
“Hoy sabemos que los lobos no son esos seres malvados y peligrosos de los cuentos y las leyendas, por el contrario, se trata de seres carismáticos que incluso actúan como especies “paraguas”, porque mantienen el equilibrio de los ecosistemas”, afirmó.
Desde luego, la especialista reconoció que después de lograr sacar a esta especie del peligro de extinción, el nuevo reto al reintroducirlo a su hábitat es lograr que la gente no vuelva a incurrir en el error de “exterminarla”. Para ello, además de asegurarse de liberar a los nuevos ejemplares en zonas boscosas, se busca capacitar a los lugareños para evitar riesgos en su ganado.
Lo importante, aseguró Claudia Lewi, es fomentar una nueva cultura de relación con los lobos, lo mismo que con otros ejemplares que continúan formando parte de la biodiversidad en la que nos hallamos inmersos, y en ello, el zoológico juega también un papel importante al ayudar a adquirir esta consciencia.
Lo mismo ocurrió en el caso del cóndor de California, en cuya labor también destacó la participación de México al asumir el reto de participar en un programa de conservación y reproducción bajo el cuidado humano.
Al igual que con el lobo, los especialistas buscaron recuperar las últimas parejas del medio silvestre y llevarlas a los zoológicos para empezar este programa de reproducción, con el temor de que esto no fuera posible, ya que el cuidado y reproducción de un cóndor no es tan sencilla.
Sin embargo, una vez más, el Zoológico de Chapultepec logró la reproducción de una especie en cautiverio de forma natural, gracias al emparejamiento de dos machos y dos hembras, cuyos primeros tres polluelos ya están en la sierra de San Pedro Mártir.
De esta manera y con la colaboración de Estados Unidos, se pasó de no tener nada a contar ahora con una población de 38 ejemplares en esta sierra, y de los cuales tres son los ejemplares nacidos el año pasado en Chapultepec.
Esto, dijo la responsable del Zoológico de Chapultepec, permite tener esperanzas en que la especie puede recuperarse de manera exitosa si se le brinda la oportunidad, y esa es la nueva labor que tienen hoy todos los zoológicos del mundo que han pasado de ser simples centros de exhibición de especies exóticas, a bancos de conservación de la biodiversidad animal.