Después de un análisis detallado de fotos tomadas por la nave MRO (Mars Reconnaissance Orbiter), de la NASA, en órbita a Marte, se ha detectado en ciertos puntos la presencia estacional de marcas delgadas y oscuras, posiblemente provocadas por el paso estacional de agua salada, que desciende por las laderas.
La región ecuatorial de la superficie de Marte ha sido considerada durante mucho tiempo como seca, es decir libre de agua líquida o congelada, pero ahora habrá que replantearse esa suposición, tal como advierte Alfred McEwen de la Universidad de Arizona en Tucson, uno de los investigadores del equipo científico de la MRO.
El seguimiento de estos rasgos intrigantes que aparecen y desaparecen, repitiéndose cada año marciano, es un ejemplo de cómo la longevidad de los orbitadores de la NASA que observan Marte está permitiendo obtener información detallada sobre cambios que de otro modo resultarían muy difíciles de detectar.
Esos aparentes flujos líquidos que aparecen y desaparecen siguiendo el ciclo de las estaciones marcianas, como podría suceder con el agua del deshielo primaveral y veraniego en zonas montañosas terrestres, fueron captados por vez primera hace dos años en las laderas de las latitudes medias y meridionales. Son estructuras en forma de dedo, típicamente de menos de 5 metros de ancho, que aparecen y se expanden hacia abajo en las laderas rocosas durante la primavera y el verano, y luego se desvanecen en invierno para reaparecer a la siguiente primavera.
Cinco sitios bien vigilados con estas marcas se encuentran en Valles Marineris, el sistema de cañones más grande del sistema solar. En cada uno de estos sitios, las estructuras aparecen tanto en las laderas orientadas hacia el norte como en las orientadas hacia el sur. Las laderas orientadas hacia el norte muestran esas intrigantes marcas durante la parte del año en la que reciben más luz solar. Las laderas orientadas al sur comienzan a mostrar las marcas cuando cambia la estación y pasa a darles más el sol.
Según los autores del estudio, la explicación que mejor encaja con lo observado es la de que agua salada fluye por las laderas cuando la temperatura sube.
Las sales disueltas son capaces de mantener el agua en estado líquido a temperaturas a las que el agua pura se congela, y pueden además ralentizar la tasa de evaporación, de tal modo que el agua acaba fluyendo más lejos.