El planeta Tatooine, el hogar del joven Luke Skywalker en la saga galáctica de Star Wars, podría haberse formado muy lejos de su ubicación en el Universo, si es que ese mundo fuera real... Al menos, eso es lo que investigadores de la Universidad de Bristol creen que les ha ocurrido a los planetas similares, en cuyos cielos brillan dos soles, que sí existen en el mundo real.
El observatorio espacial Kepler de la NASA descubrió en 2011 a 200 años luz de distancia de la Tierra, el primer planeta circumbinario, es decir, que orbita no una, sino dos estrellas, al igual que el famoso Tatooine. Fue bautizado como Kepler-16b. Un tiempo después, la misma sonda detectó otros dos nuevos planetas que orbitan, cada uno, su propio sistema binario de estrellas: Kepler-34b, a 4.900 años luz, y 35b, a 5.400 años luz. Y los investigadores creen que puede haber muchos más como ellos, incluso millones.
Pero, ¿cómo pueden llegar a formarse? Las perturbaciones gravitacionales de las dos estrellas sobre los bloques de construcción de los planetas rocosos pueden provocar colisiones destructivas que desgasten el material. Su existencia supondría casi un milagro.
En una investigación publicada esta semana en la revista Astrophysical Journal Letters, científicos de Bristol presentan simulaciones por ordenador de las primeras etapas de la formación de planetas alrededor de estrellas binarias, con un sofisticado modelo que calcula el efecto de la gravedad y las colisiones físicas entre un millón de bloques de construcción planetaria.
El equipo descubrió que la mayoría de estos planetas debe de haberse formado mucho más lejos de las estrellas binarias centrales y luego migrado a su ubicación actual .
Un ambiente hostil
Nuestras simulaciones muestran que el disco circumbinario es un ambiente hostil, incluso para objetos grandes y gravitacionalmente fuertes. Teniendo en cuenta los datos sobre las colisiones, así como la tasa de crecimiento físico de los planetas, encontramos que Kepler-34b habría tenido muchas dificultades para crecer donde nos lo encontramos ahora, explican.
Basándose en estas conclusiones para Kepler-34b, parece probable que todos los planetas circumbinarios conocidos también hayan migrado de sus lugares de formación, con la excepción de uno, Kepler-47c, que está más lejos de las estrellas binarias que cualquiera de los otros planetas circumbinarios.
Los planetas circumbinarios han capturado la imaginación de muchos escritores de ciencia ficción y cineastas, y nuestra investigación demuestra cuán asombrosos son, afirma Stefan Lines, autor principal del estudio. Una mayor comprensión de dónde se forman ayudará a futuras misiones en la búsqueda de lugares similares a la Tierra en los sistemas binarios de estrellas.