Un equipo internacional de astrónomos ha descubierto una nueva y sorprendente clase de estrellas hiperveloces, que típicamente viajan solas (sin formar parte de grupos de estrellas) a una velocidad tan elevada que su ruta las llevará a escapar de las garras gravitacionales de nuestra galaxia, la Vía Láctea, y a adentrarse en el espacio extragaláctico.
Estas nuevas estrellas hiperveloces, identificadas como tales por el equipo de las astrónomas Lauren Palladino y Kelly Holley-Bockelmann, ambas de la Universidad Vanderbilt, en Nashville, Tennessee, Estados Unidos, son relativamente pequeñas (aproximadamente del tamaño del Sol) y lo más asombroso en ellas es que ninguna parece provenir del núcleo galáctico. Estas nuevas estrellas hiperveloces son muy diferentes de las que han sido descubiertas previamente. Las estrellas hiperveloces originales son grandes estrellas azules y parecen tener su origen en el centro de la galaxia.
Hay que tener en cuenta que es muy difícil expulsar una estrella de una galaxia. El mecanismo más comúnmente aceptado como el único posible para conseguir tal expulsión implica una interacción con el agujero negro supermasivo en el núcleo galáctico. Esto significa que cuando se investiga la ruta seguida por la estrella, lo normal es averiguar que proviene del centro de la galaxia y que nació en esa región.
Ninguna de estas nuevas estrellas hiperveloces viene de allí, lo que implica que son de una nueva clase inesperada de estrellas hiperveloces, con un mecanismo de expulsión diferente.
Estas vistas superior y lateral de la Vía Láctea muestran la ubicación de cuatro soles de la nueva clase de estrellas hiperveloces. Éstas son estrellas como el Sol pero que se mueven a velocidades de más de un millón y medio de kilómetros por hora con respecto a la galaxia, o sea lo bastante rápido para escapar de su tirón gravitatorio. Las direcciones generales de las que las estrellas han llegado son mostradas por las bandas de colores. (Ilustración: Diseño gráfico por Julie Turner, de la Universidad Vanderbilt. Imagen superior: Cortesía de la NASA. Imagen lateral: Cortesía del Observatorio Europeo Austral)
Los astrofísicos calculan que una estrella tiene que conseguir sumar más de 1,6 millones de kilómetros por hora al movimiento relativo de la galaxia para alcanzar la velocidad de escape. También estiman que el agujero negro central de la Vía Láctea tiene una masa equivalente a cuatro millones de soles, lo bastante grande como para producir una fuerza gravitacional capaz de acelerar las estrellas hasta velocidades como las observadas.
Las nuevas y solitarias estrellas hiperveloces parecen tener la misma composición que las estrellas normales del disco galáctico de la Vía Láctea, por lo que el equipo de investigación no cree que provengan de fuera de nuestra galaxia ni de zonas "exóticas" de la Vía Láctea.
La gran pregunta es: ¿qué impulsó a estas estrellas hasta velocidades tan extremas? No hay respuesta por ahora, de modo que habrá que seguir investigando para encontrarla.
En el estudio reciente también han trabajado Katharine Schlesinger, de la Universidad Nacional de Australia, Carlos Allende Prieto de la Universidad de La Laguna en España, Timothy Beers del Observatorio Nacional de Astronomía Óptica en Tucson, Young Sun Lee de la Universidad Estatal de Nuevo México y Donald Schneider de la Universidad Estatal de Pensilvania, en Estados Unidos estas tres últimas entidades.