Este planeta mide 19.000 kilómetros

kepler

Científicos han realizado la medición más precisa jamás obtenida de un planeta fuera de nuestro Sistema Solar. Situado a 300 años luz de distancia de nosotros, el exoplaneta, llamado Kepler-93b, tiene un diámetro de 18.800 km, con una pequeña incertidumbre de más o menos 240 km, la distancia que hay, por ejemplo, de Madrid a Zamora.

Las observaciones realizadas con los telescopios espaciales Kepler y Spitzer permiten saber que Kepler-93b es una supertierra, es decir, su tamaño es algo mayor que el de nuestro mundo: en concreto, es casi una vez y media más grande. Aunque las supertierras son comunes en la galaxia, no existen en nuestro Sistema Solar. Conociendo bien el tamaño y la masa de mundos como estos, los científicos pueden empezar a teorizar sobre su composición.

«Con Kepler y Spitzer, hemos obtenido la medición más precisa hasta la fecha del tamaño de un planeta alienígena, lo que es fundamental para la comprensión de estos mundos lejanos», dice Sarah Ballard, de la Universidad de Washington en Seattle y autora principal de un artículo sobre los hallazgos publicado en la revista Astrophysical Journal.

«La medida es tan precisa que es, literalmente, como ser capaz de medir la altura de una persona de 1,80 metros dentro de tres cuartos de pulgada, si esa persona estuviera en Júpiter», apunta.

Temperatura abrasadora

Kepler-93b orbita una estrella de aproximadamente el 90% de la masa del Sol. La distancia orbital del exoplaneta, alrededor de un sexto de la de Mercurio del Sol, implica una temperatura superficial abrasadora de alrededor de 760º C. A pesar de sus similitudes recién descubiertas con la Tierra en su composición, Kepler-93b es demasiado caliente para la vida.

Para hacer la medición clave sobre el radio de este exoplaneta, los telescopios Kepler y Spitzer observaron el tránsito del mismo frente a su estrella, revelado por el eclipse de una pequeña porción de luz estelar. Spitzer confirmó en luz infrarroja las observaciones en luz visible de Kepler. Estos datos de corroboración evitaron un falso positivo.

Spitzer acumuló un total de siete tránsitos de Kepler-93b entre 2010 y 2011, lo que permitió obtener las mediciones precisas.

 

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