Si bien la tecnología resulta una herramienta indispensable para lograr una mayor productividad en los centros de trabajo, también es una vía fácil para cometer ilícitos dentro de las mismas empresas.
De acuerdo con la encuesta “Perfiles Globales del Defraudador 2016” de KPMG International, el 24% de los defraudadores dijeron que la tecnología resulta ser un facilitador clave a la hora de cometer el acto.
Este análisis tiene por objeto conocer las características del perfil de los defraudadores, basado en un cuestionario aplicado a los investigadores del área Forensic de KPMG (los que tiene información sobre causas y métodos del engaño financiero) en todo el mundo.
“La tecnología en temas de fraude se vuelve un arma de doble filo y las organizaciones deben estar mejor preparadas para anticiparse a este desafío”, comentó Shelley Hayes, Socia Líder de Forensic de KPMG en México.
La encuesta revela importantes hallazgos sobre los usos que los defraudadores le están dando a estas herramientas tecnológicas:
En 24% de los casos, el defraudador usó la tecnología para la creación de información falsa o engañosa en registros contables, en 20% de los casos, proporcionó información falsa o engañosa a través de correo electrónico u otra plataforma de mensajería, y en 13% de los casos, abusó del acceso que tenía permitido a los sistemas informáticos de la empresa.
Este dato cobra importancia si se toma en cuenta que una de las amenazas emergentes mencionada por los encuestados fue la incidencia del “ciberfraude” como uno de los delitos recurrentes. Aunque muchas empresas están conscientes de su existencia e impacto, no creen realmente que puedan ser víctima de ella, lo que puede revelar una falta de preparación para enfrentar este tipo de delitos.
La encuesta revela que los ejecutivos saben que los hackers y las organizaciones criminales pueden causar graves estragos a la organización. Sin embargo, no creen que les va a pasar a ellos. Al menos 31 de los 750 defraudadores investigados en esta encuesta cometieron un ciberataque. Aunque esto puede parecer un número bajo, apenas es la punta de un iceberg aún no identificado.
Los lobos cazan en manada
La encuesta revela que los defraudadores prefieren actuar acompañados. En 62% de los casos globales, las personas cometen fraude en colusión con otros. En América Latina, esta tendencia prevalece aún más, ya que en el 76% de los casos los defraudadores actuaron en colusión. En parte, esto se da porque los defraudadores necesitan asociarse para evadir los controles internos, lo que resulta particularmente amenazante para las empresas. Los grandes grupos de defraudadores (de más de cinco personas) tienden a ejercer un mayor daño financiero que un solo defraudador. Con respecto a este tema, enlistamos los siguientes hallazgos:
• Si bien en la mayoría de los casos la confabulación sucede con hombres y mujeres (46%), los hombres tienden a coludirse aún más que las mujeres (39% de los coludidos son grupos de hombres mientras que 7% de los coludidos que son grupos de mujeres)
• Actores externos están involucrados en 61% de los casos en los que el defraudador está coludido
• 44% de los defraudadores fueron identificados producto de una denuncia o una queja; otro 22% fue identificado como resultado de revisiones efectuadas por la gerencia de la organización
“La globalización y las regulaciones son solo algunas de las grandes tendencias que resaltan la importancia de tener controles en los negocios hoy más que nunca,” mencionó Shelley Hayes. Al combinar el uso de la tecnología más frecuente y un nivel generalmente bajo de prevención y detección dentro de la compañía, se crea un ambiente bastante fértil para la comisión de fraudes. Es de notar que los fraudes detectados por accidente tienen el mismo porcentaje de incidencia (14%) que los detectados por el área de Auditoria Interna, que suelen tener bajo su mandato la identificación de estos tipos de episodios anómalos y actos indebidos.
El fraude oportunista: una preocupación creciente
La debilidad en los controles internos constituye un factor de peso en la actuación de 61% de los individuos que comenten fraude. El número de defraudadores capaces de cometer sus actos, como resultado de tomar ventaja de la vulnerabilidad de los programas de prevención internos, pasó de 18% en el reporte de 2013 a 27% en el actual. Incluso si los controles son robustos, los defraudadores pueden evadirlos y consiguen anularlos. Un 16% de los defraudadores fueron capaces de eludir los controles y otro 20% defraudó sin tener en cuenta los controles.