Las suscripciones a las páginas de reproducción de música aumentaron más del doble el último año en Estados Unidos, impulsando el crecimiento de la industria musical pese a la caída de las ventas de álbumes, según datos publicados el lunes.
La firma de análisis BuzzAngle Music dijo que el año pasado el consumo de música en Estados Unidos, el mercado más grande del mundo, aumentó un 4,9% gracias al streaming.
Los servicios de streaming -reproducción en línea bajo demanda- de música aumentaron rápidamente en los últimos años y dieron un nuevo impulso a una industria que había estado estancada.
Las cifras de 2016 aportaron otras buenas noticias para la industria, como que más gente prefiere pagar por suscribirse a los servicios de plataformas como Spotify, Apple Music y Tidal, en lugar de optar por las opciones gratuitas financiadas solo con publicidad, a las que las casas discográficas miran con recelo.
En 2016, los usuarios de Estados Unidos reprodujeron canciones más de 191.000 millones de veces a través de plataformas de reproducción en línea, lo que supone un aumento del 124,3% respecto al año anterior.
En el último año, más del 76% de las escuchas se hicieron a través de la suscripción de pago, un incremento respecto al 62% del año anterior.
Como ejemplo de la rápida transformación de la industria, BuzzAngle Music indicó que en cualquier día de 2016 hubo más oyentes estadounidenses reproduciendo canciones en streaming que los que pagaron por descargas en el conjunto del año.
Las ventas de álbumes, tanto en versión digital como en CD, cayeron en 2016. Un punto positivo fue que la venta de discos de vinilo dio un salto del 26%, aunque continúa representando una parte muy pequeña del mercado.
"Views", del rapero canadiense Drake, fue de lejos el álbum más escuchado en streaming en 2016, en tanto que "25", de la baladista británica Adele, lo superó ligeramente en las ventas directas.
La industria de la música ha aceptado en gran medida los servicios de streaming, y pronostica un robusto crecimiento en el futuro.
Sin embargo, a algunos artistas la idea les entusiasma menos, porque consideran que la reproducción en línea no puede asegurar un sustento sostenible más que a las grandes estrellas de la música.