Rafael Navarro-González es el único mexicano que participa en la misión espacial Mars Science Laboratory, que con el robot Curiosity, se ha enfocado a la búsqueda de vida pasada o presente en el planeta Marte.
El robot Curiosity fue lanzado el 26 de noviembre del 2011 en un cohete Saturno V desde Cabo Cañaveral Florida, y después de una travesía de ocho meses y medio, descendió exitosamente, el 5 de agosto del 2012 en el Cráter Gale en el ecuador marciano. Desde esa fecha, ha analizando la atmósfera y la superficie (suelo y rocas) a lo largo de una trayectoria de más de 16 mil 304 metros durante dos años marcianos (4 años terrestres).
“Realmente es muy importante y me siento muy contento porque es muy difícil, como científico, pertenecer a una misión espacial; hay muchos científicos en ciencias planetarias y no todos tienen el éxito y la suerte de poder participar, para mí es un privilegio. Soy el único en Latinoamérica con bandera de otro país que participa en esa misión americana”, dijo el asesor científico de la NASA (Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio de Estados Unidos).
En entrevista para el Foro Consultivo Científico y Tecnológico, el investigador del Instituto de Ciencias Nucleares de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) enumeró las contribuciones que hasta el momento ha realizado en la misión Curiosity.
Lo primero fue encontrar en el desierto de Atacama, Chile, una zona parecida al suelo de Marte, lo que fue muy importante para hacer pruebas con el instrumento (robot) que posteriormente se mandó al llamado planeta rojo.
Otra contribución en la misión fue el trabajo realizado en el Río Tinto, en España, donde se encontraron sedimentos de un mineral llamado jarosita, que en el año 2004 se encontró en Marte.
“Cuando realicé experimentos con esos minerales descubrimos que iba a haber interferencias para el análisis de compuestos orgánicos; en ese momento estaba ya en curso el envío de una nave espacial a Marte que era la Misión Phoenix que se posó en el ártico marciano y mi trabajo demostró que esa misión no iba a poder detectar compuestos orgánicos, que era lo que iba a explorar”, comentó Navarro.
El científico mexicano recordó que cuando la Misión Phoenix encontró en la superficie marciana el perclorato, que es una sal de cloro, realizó experimentos con esa sal utilizando el suelo del desierto de Atacama, y encontró la formación de compuestos organoclorados que ya había detectado la Misión Vikingo casi 35 años atrás, pero que habían sospechado que era un contaminante terrestre.
“Cuando el Curiosity llegó a superficie marciana y realizó los primeros estudios del suelo, lo primero que encontramos fue la presencia de esos compuestos organoclorados lo que demostraba que, efectivamente, se formaba por la característica que tenía el suelo marciano de ser muy oxidante. Entonces mi contribución a lo largo de esta misión ha sido predecir cuáles eran las complicaciones que iba a tener Curiosity, qué tipo de compuestos íbamos a detectar y, adicionalmente, hemos hecho análisis de la atmósfera de Marte desde que llegamos; hemos encontrado, cuál es su distribución de isótopos y detectamos la presencia de metano -un gas muy interesante que se sospecha podría ser generado por actividad microbiológica, aunque no se descarta que pudiera ser de origen químico-; y también hemos encontrado unos minerales muy importantes que son los nitratos porque todos los seres vivos en la Tierra requerimos de nitrógeno”, explicó el doctor en química por la Universidad de Maryland, Estados Unidos.
Detalló que el 78 por ciento del gas en la Tierra es nitrógeno, que los seres humanos no lo pueden asimilar sino solamente unas bacterias (que lo convierten es el amoniaco). “Creemos que cuando la vida surgió en la Tierra, el nitrógeno estaba también en forma de nitrógeno molecular, pero procesos como relámpagos volcánicos y los rayos ultravioletas, los convirtieron en nitrógeno asimilable como podrían ser nitrato o amoniaco. En el caso de Marte, no sabíamos si íbamos a encontrar nitrógeno en la superficie. En la atmósfera estaba obviamente como nitrógeno molecular, pero el interés era buscarlo en el suelo y encontramos que estaba presente como nitratos. Estos nitratos pueden ser importantes porque son alimento para las bacterias”.
Actualmente en la Misión Curiosity, el integrante del Sistema Nacional de Investigadores, estudia el suelo de una duna en Marte, además de diseñar el siguiente experimento de química húmeda, donde por primera vez, van a hacer reaccionar un reactivo que llevan en el instrumento SAM con el suelo de Marte para tratar de encontrar si hay compuestos orgánicos.
“Creemos que en el pasado pudo haber tenido Marte una atmósfera más densa, como la que tenemos en la Tierra; pudo haber tenido agua líquida y es probable que la vida haya surgido, haya florecido y a la mejor se haya adaptado a un cambio climático -se volvió un planeta frío- y esa vida pudo haber quedado adaptada en el subsuelo. Estamos en búsqueda con la Misión Curiosity de descifrar si la vida surgió en el planeta y si hay vida actualmente, pero es el único planeta cercano a la Tierra donde podríamos encontrar una segunda génesis, es decir, un segundo origen de la vida y si pudiéramos demostrar eso sería muy importante (…) Convertiríamos a la biología en universal”, dijo el fundador del campo de la astrobiología en Latinoamérica y el segundo presidente fundador de la Sociedad Mexicana de Astrobiología.