Robots e inteligencia artificial salen cada vez más a escena, en esta ocasión en una obra dancística y teatral para un público infantil. Artistas e investigadores conjuntan su conocimiento y experiencia para montar SAGA, que plantea una complejidad social de
nuestro tiempo y de un futuro cercano: el ensimismamiento de los niños con las nuevas tecnologías y videojuegos, eje de la obra, y las nuevas interacciones entre humanos, arte, robótica e inteligencia artificial, tema paralelo del montaje.
SAGA es interpretada por Daniel, un niño de siete años que ha optado por el autoencierro en su habitación, prefiriendo los videojuegos a la interacción interpersonal con su familia y otros niños en el exterior. El otro personaje es Kiro, un pequeño robot, quien será el encargado de convencer a su dueño de salir de su autoconfinamiento.
“Nos preguntamos quién le podría decir a Daniel que saliera de su habitación: ¿un humano? ¿su madre? ¿su padre?”, señala Alicia Sánchez, directora de la obra. Pero no, el alter ego ideal que encontraron fue un personaje salido de sus propios videojuegos, es Kiro, apuntó.
“Juguemos a las escondidillas”, dice Daniel. “Sí, esto se va a poner bueno”, responde su amigo humanoide. No obstante, Kiro es más lento que Daniel (interpretado por Sergio Vázquez), le cuesta trabajo moverse a su ritmo; ante la frustración reacciona de manera impaciente. “No me gusta jugar así, no me gusta perder…”, a lo que Daniel contesta: no podemos ganar siempre, ni que fuéramos máquinas perfectas cómo tú. “No soy perfecto, me parezco más a un niño, mejor me voy a desconectar…”.
Experimento artístico
Gloria Mendoza Franco, coordinadora del Laboratorio de Investigación en Ergonomía del Posgrado en Diseño Industrial de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), es la encargada de programar al pequeño robot comercial de la serie Nao, empleado regularmente para proyectos educativos.
“El reto de la investigación para esta obra es averiguar si es posible que un robot nos ocasione lo mismo que un actor en escena, ¿es posible que en un futuro tengamos artistas robóticos?”. Esta es una pregunta compleja que será contestada en algunas décadas más, añadió, no obstante, el grupo interdisciplinario HRI (Human Robot Interaction) con la compañía de teatro ASYC/El teatro de Movimiento y Bioscénica, han hecho su intento por lograrlo.
“Ha sido un experimento en cuyo camino hemos encontrado muchos retos, desde cómo mover al robot, hasta hacer que expresara emociones, se conectara con el actor y el público.
“Incluso hemos llegado a proponer que en el futuro se tendrá que escribir dramaturgia específica para robots, así como ya se hace para títeres. El entrenamiento con los bailarines y los performances serán distintos, vamos descubriendo esta nueva forma de trabajar con un medio robótico”, añadió la especialista de la UNAM, institución que forma parte de la mesa directiva del Foro Consultivo Científico y Tecnológico.
Gloria Mendoza no solo programa al robot, sino se encarga de esa interacción humano- robot, que es la que le interesa al grupo, señaló Alicia Sánchez. “En el proceso, Gloria actuaba porque no es una obra fría, hay mucho más detrás que no se ve, pero el objetivo no es narrar esas peripecias robóticas, sino demostrar una poética en el escenario”.
La directora enfatiza que la propuesta escénica no se basa en cuestionar qué pasará con los robots ni la interacción con ellos, si acaso ese concepto, desde el punto de vista artístico, se aborda de manera implícita fuera de la historia de Daniel y Kiro. Pero la obra tiene varias lecturas más, cuestiona qué es lo que lleva a los niños a recluirse en sus habitaciones, qué es lo que exige su entorno familiar, escolar y social de ellos, refirió por su parte Sergio Vázquez.
SAGA se presentará en el Teatro de la Danza del Centro Cultural del Bosque los sábados y domingos, del 20 de mayo al 11 de junio, a las 13 horas.