Achiote, plátano, chile y agave, día a día los usamos directa o indirectamente en nuestros alimentos, bebidas y en una extensa variedad de subproductos. Sin embargo, muchas de sus propiedades y aplicaciones están aún por descubrirse, incluso para la ciencia.
Desde el Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY), dos investigadoras trabajan a nivel molecular en el estudio del achiote (Bixa orellana L.) y plátano (Musa paradisiaca) con el propósito de mejorarlos genéticamente tanto con fines científicos como de transferencia a nivel industrial.
Renata Rivera Madrid ha dedicado gran parte de su carrera científica al estudio de Bixa orellana L., una planta de gran importancia económica a nivel mundial debido al alto contenido de bixina en sus semillas. Este pigmento natural de color rojo-naranja se usa comúnmente como colorante y las semillas molidas sirven como condimento en muchos platillos tradicionales, como la cochinita pibil.
“El achiote es una planta muy particular porque produce altas concentraciones de bixina, un pigmento muy útil en la industria alimentaria, la industria farmacéutica y con un fuerte auge en la industria cosmética. Su valor no es solo a nivel natural sino comercial, de esta planta se obtienen grandes cantidades de un pigmento que es muy sano para los humanos y los animales”, destacó Renata Rivera.
Rosa María Escobedo Gracia Medrano, investigadora nacional nivel I, se ha dedicado al estudio de las musáceas en la península de Yucatán, donde fue una de las pioneras en el desarrollo de la embriogénesis somática (formación de un embrión sin fecundación) de variedades de plátano de interés agronómico como herramienta para su mejoramiento genético.