“Autorretrato” (1975) y “Tres estudios para autorretrato” son dos obras de las que se conocía su existencia pero se ignoraba su paradero, ahora, se ha descubierto y serán subastadas en julio próximo, según la casa Sotheby’s, de Londres.
De acuerdo con reportes de la prensa internacional, se trata de dos lienzos que podrían alcanzar un precio de más de 15 mil libras cada uno, unos 22 millones de dólares, cuando se ofrezcan el 1 de julio.
Hoy en día, Francis Bacon (1909-1992) es el pintor más cotizado, pues un tríptico de su amigo Lucian Freud pintado en 1969 se subastó en 2013 en Nueva York por 127 millones de dólares, convirtiéndose en la pintura más cara jamás subastada, superando a “El grito”, de Edvard Munch.
Considerado el mejor pintor descendiente inglés desde William Turnes, Bacon es un pintor inglés, de origen irlandés, cuya infancia estuvo marcada por la soledad y la enfermedad, no obstante lo cual destacó en la llamada Nueva Figuración.
“Biografíasyvidas.com” recordó que en el panorama del arte de la posguerra, el expresionismo figurativo de Bacon ocupa un lugar aparte, difícilmente relacionable con algunas de las distintas tendencias artísticas que recorren estos años.
De formación autodidacta, sus primeros ensayos datan del período comprendido entre 1929 y 1944 (la mayoría de estas telas serán destruidas por el propio pintor), pero es durante la posguerra cuando da a conocer el tipo de pintura que le hará célebre.
Ya en sus “Tres estudios de figura en la base de una crucifixión”, de 1944, aparecen las claves a las que responde su pintura en las décadas siguientes.
Según los estudiosos de su obra, esa visión atormentada de Bacon había de llamar necesariamente la atención de un público traumatizado por la experiencia de la guerra y todos sus males; pero así como los pintores informalistas orientan su angustia existencial hacia la indeterminación de la abstracción matérica, Bacon elige la figura humana como motivo central de sus cuadros, y la somete a deformaciones y alteraciones hasta un nivel no conocido antes.
Cuentan que el interés de Bacon por los autorretratos de Rembrandt y por toda la obra de Velázquez se evidencia tanto en el uso de los empastes pictóricos como en la reinterpretación de obras como el retrato de Inocencio X, del que en 1961 realizó una espeluznante versión que, sin embargo, él mismo confesó, no consiguió superar la obra original de Velázquez.
Sobre sus técnicas, el portal “pinturayartistas.com” destaca su inclinación por las telas sin imprimar y los retoques finales con pastel, que le dieron un estilo pictórico único, muy relacionado con el trazo y su capacidad de sintetizar formas.
Otras características de su obra son: la utilización de la geometría como forma de encuadre para generar el espacio y la profundidad en la escena; la repetición de las formas para lograr movimiento, las pinceladas al azar y la pintura pastel como toque final, para crear transparencias y trazos ligeros.
“Quisiera que mis pinturas se vieran como si un ser humano hubiera pasado por ellas, como un caracol, dejando un rastro de la presencia humana y un trazo de eventos pasados, como el caracol que deja su baba”, solía decir de su obra el maestro, a quien se recuerda mañana a 23 años de su deceso, ocurrido el 28 de abril de 1992.