El metafórico y extenso surrealismo del pintor español Salvador Dalí (1904-1989) está presente en el espectáculo “La veritá”, que anoche ofreció una función especial en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, en el Centro Histórico de esta capital.
Bajo la dirección del suizo Daniele Finzi Pasca, “La veritá” no solo es un espectáculo acrobático en el que participan 13 personajes, sino que conjuga artes circenses y el clown, acompañados con una pizca de humor.
Lleno de simbolismos y de personajes plasmados y esculpidos por Dalí, como rinocerontes, cisnes, torsos y algunos desnudos, entre otras imágenes oníricas, es este espectáculo acrobático y surreal llevado a escena por la compañía Finzi Pasca.
Teniendo como fondo un telón del propio Dalí, pintado en los años 40 en Nueva York, Estados Unidos, para el ballet de “Tristán e Isolda”, la compañía presenta diversos cuadros coreográficos y artísticos, todos colmados de surrealismo.
Es el telón, de cerca de cinco metros de altura por casi 10 de ancho, el atractivo principal que roba las miradas de los espectadores, pues se trata de una obra en la que el propio Dalí representa a ambos personajes del ballet.
De lado izquierdo aparece “Isolda”, quien se representa en un torso de espaldas cubierto con una manta larga y blanca, mientras que en su cabeza solo se aprecia la flor llamada “diente de león”, cuya sombra proyectada representa a la muerte.
De lado derecho, se observa a “Tristán”, aparentemente una figura masculina, de la que también solo se aprecia el torso con un manto azul pastel y una línea dorada, simulando el manto de una virgen, con los ojos vendados y pretendiendo tomar con sus manos el aparente rostro de “Isolda”. Ambos se encuentran en un paisaje desértico y nubloso.
La obra arranca con la presencia de lo que parecer ser un comediante, quien además de no saber el nombre del pintor, solo su apellido, organiza una subasta para vender el telón y recaudar fondos para los artistas, todo es al final parte del show.
Enseguida, aparece 13 actores, quienes vestidos como bailarinas y con enormes penachos de plumas blancas, ejecutan los primeros pasos coreográficos, acompañados de pifias y actos chuscos.
De inmediato, en el escenario se levanta un telón negro e inicia un juego de sombras a contraluz, en el cual una bailarina vestida de torero en muletas se sortea la vida ante un toro de carretilla.
Minutos después, aparecen en escena una pareja, que brinda un acto poético acrobático, en el que la mujer da giros y saltos en el aire, que pusieron de nervios al público.
En el show, la danza área por supuesto se hace presente de manera chusca, y no por el acto, sino por la cabeza de rinoceronte que deambula en el escenario y que al final, despertó las risas y carcajadas del público
La contorsión en el espectáculo no podía falta, pues en escena uno de los actores despertó entre los asistentes expresiones como “¡Dios mio! ¡hayyy! Y ¡zass! toda vez que los movimientos de brazos, hombros, torso, cuello y piernas, hacían ver al ejecutante como si fuera de plástico.
Dicho actor se hizo acompañar de un maniquí, el cual a su vez, era manipulado con la ayuda de cuatro personajes ataviados de negro, quienes le dieron vida, ejecutando a la vez, los movimientos que realizaba el contorsionista quien se retorcía por doquier.
Uno de los actos que sorprendieron a los asistentes fue el protagonizado por bailarines con tutu, quienes en esta ocasión usaron máscaras con el rostro de Dalí y llevaron a cabo diversos actos acrobáticos y de malabarismo, algo fuera de serie y de mucha concentración y precisión.
Por espacio de dos horas, este espectáculo que se divide en dos actos y que exhibe además de escaleras suspendidas en el vacío, equilibrios imposibles, plumas y lentejuelas y ‘vaudeville’, es decir, un teatro de variedades que existió principalmente entre los años 1880 y 1930 en los Estados Unidos, se llevó el reconocimiento de los presentes.
El espectáculo “La veritá” ofrecerá funciones hasta el próximo 17 de mayo en el Teatro de la Ciudad, cerrando de esta manera su gira por México.