Apenas el pasado 6 de julio, el Zoológico de Chapultepec se encontraba de fiesta por sus primeros 92 años de existencia; un día después, la celebración se ensombrece con la muerte del gorila “Bantú”, ejemplar de tierras bajas occidentales.
La muerte del animal, que sería trasladado al Zoológico de Guadalajara, donde se reproduciría con dos hembras de ese lugar, fue confirmada por la Dirección General de Zoológicos y Vida Silvestre de la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) del Gobierno de la Ciudad de México.
El organismo señaló que se llevaron a cabo los preparativos de traslado de acuerdo con los protocolos médicos veterinarios internacionales establecidos por la Asignación de Zoológicos y Acuarios de Estados Unidos (AZA, por sus siglas en inglés).
Trascendió que el gorila fue atendido por 20 médicos y técnicos especializados de ambos zoológicos, sin embargo, se presentó una complicación cerca de las 21:30 horas en el Zoológico de Chapultepec, al sufrir un paro respiratorio cuando estaba sedado, lo que fue confirmado de manera preliminar por la necropsia, indicó la Dirección General de Zoológicos y Vida Silvestre de la Secretaría del Medio Ambiente.
A pesar de lo explicado, versiones extraoficiales aseguran que a los médicos encargados del traslado del ejemplar se les pasó la mano con la anestesia y la consecuencia fue una sobredosis que detonó en un paro cardiorrespiratorio, lo que provocó la muerte del gorila de casi 25 años.
Las autoridades no han dado más detalle, sólo informaron que las causas precisas del deceso de “Bantú” se darán a conocer una vez que se concluyan los estudios histopatológicos.
Cabe destacar que en México sólo existían cuatro ejemplares de gorila de tierras bajas occidentales. Tres son hembras y se ubican, dos en Guadalajara y una en Toluca, mientras que el único macho era el que habitaba en el Zoológico de Chapultepec, de ahí el interés por llevar a cabo la reproducción y con ello, continuar con la especie, objetivo que ya no se cumplió luego de la muerte de “Bantú”.