Crudeza de la Guerra Civil Española llega al Cervantino

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Las exposiciones “De la luz en la noche oscura”, de Walter Reuter; “Fotografía en la Guerra de España, asilo a la vida”, de Gilberto Bosques, y “El refugio humanitario mexicano en Europa durante la guerra. Juan Negrín Fetter y sus maestros Wixari”, fueron inauguradas en esta ciudad.

El Museo Regional de la Alhóndiga de Granaditas cobija las muestras inauguradas por un ramillete de familiares de los artistas visuales y Jorge Volpi, director general del Festival Internacional Cervantino (FIC), quien subrayó la consecuencia artística y cultural de ese gesto de amistad que dio México a los españoles de la época.

“De la luz en la noche oscura” es una selección de fotografías captadas por el fotógrafo alemán Walter Reuter durante la Guerra Civil Española (1936-1939), acontecimiento que Hely, hija del artista de la lente, enmarcó en los días en que su padre salió de Alemania víctima de la persecución nazi y su posterior alianza con los republicanos.

En las imágenes expuestas, Reuter ofrece la crudeza de la Guerra Civil Española. Luego de su participación, incluso como soldado, Reuter llegó en 1939, exiliado a México. Eso no hubiera sido posible sin la incondicional ayuda del diplomático mexicano Gilberto Bosques, quien gestionó todo ante el gobierno mexicano.

Algunas imágenes son expuestas por primera vez, a 80 años de haber sido captadas, y ya se presentan de manera gratuita para todo público en el recinto mencionado, junto con una serie de documentos que dan marco histórico y social a las fotografías.

La exposición fue curada extraordinariamente por el historiador Ariel Arnal.

En la sala se documenta el trabajo realizado por Bosques, quien dio la visa de entrada a México a Reuter, importante diplomático durante la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Civil Española.

De acuerdo con la documentación referida, gracias a su intervención más de 40 mil españoles pudieron salvarse del horror y de propia muerte.

Sobre Bosques, la maestra Lilia Liberman destacó que murió a los 103 años, en un estado lúcido y de mucha actividad. “Gracias a la participación de su familia en la vida política de México, Bosques siempre fue un luchador social. Eligió ser cónsul porque quería ser la parte activa de la diplomacia y del momento que vivía España”.

“Representó la postura de México con una visión propia, más humana y conciliadora. En ese momento de crisis mundial, se colocó al frente de la representación mexicana en España y para fortuna de miles de españoles, salvó vidas de niños, jóvenes, adultos y ancianos”, destacó Liberman con evidente emoción.

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