Con nueva museografía y una colección renovada que incluye 268 piezas, este miércoles el Museo Nacional de Antropología (MNA) reabrirá su Sala Otopames, espacio etnográfico dedicado a los grupos otomí, mazahua, ocuilteca, matlatzinca, chichimeca-jonaz y pame.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) detalló que las obras, en su mayoría manufacturadas por indígenas, dan cuenta de la riqueza cultural del grupo Otopame.
Además, explicó que la reestructuración de la sala, que se enmarca en el 52 aniversario del MNA, se realizó en cuatro años bajo la coordinación de Arturo Gómez Martínez, subdirector de Etnografía del recinto.
Gómez destacó que el nuevo guión temático privilegia la producción intelectual de los indígenas, “por lo que en esta sala se aprecia el lenguaje de las comunidades mediante piezas realizadas por manos artesanas”.
Los pueblos otopames, explicó, son herederos de las grandes culturas mesoamericanas que se desarrollaron en el Altiplano Central y que posteriormente se diseminaron por la cordillera de la Sierra Madre Oriental.
En la nueva Sala Otopames destacan figuras de cerámica, palma y papel amate, así como códices, máscaras, pinturas, textiles y otros objetos de gran valor identitario.
Más de 60 por ciento de las piezas fueron adquiridas recientemente en las comunidades, el resto forma parte de las colecciones del Museo Nacional de Antropología que provenían del antiguo Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología. Entre las obras más antiguas se encuentran unas máscaras del siglo XIX.
Se incluyen también los característicos tenangos, bordados que en tiempos recientes han sido reconocidos por diseñadores de arte y coleccionistas del mundo como obras plásticas.
También destaca un oratorio con dimensiones similares a los centros que hay en el corredor Querétaro-Hidalgo, donde se llevan a cabo ceremonias asociadas sobre todo con el calendario agrícola.
Un calendario ritual bordado a mano con gran colorido, en el que se puede observar desde el proceso de preparación de la tierra (que inicia en enero) hasta la cosecha entre octubre y noviembre.
La Sala Otopames busca dar a conocer conceptos como la milpa, en su calidad de patrimonio cultural y centro de conocimiento botánico; y aspectos de la cosmovisión otopame, como la noción del tiempo y su función inseparable de los mitos, las creencias religiosas y los calendarios.