Existen productos que se vuelven parte del patrimonio cultural de una región, ya sea porque todo su proceso de producción, desde el ingrediente inicial hasta el
proceso final surgen en ese lugar en específico, en cuyo caso adquieren un sello de denominación de origen (DO) o porque poseen una cualidad determinada de la región y alguna de sus fases de producción sucede en dicha zona geográfica, y se le confiere un sello de Indicación geográfica (IG).
Entender los marcos regulatorios de las IG y DO es de vital importancia en materia de comercio internacional entre países para poder proteger los productos de plagio o fraude. Al respecto, expertos mexicanos e italianos analizaron los beneficios y vacíos existentes en relación a productos de ambos países en el coloquio "La Contribución de las Indicaciones Geográficas a la Promoción de las Economías Locales y del Comercio", que se llevó a cabo ayer en el Instituto Italiano de Cultura.
"La finalidad de las IG, los indicadores de origen, es proteger no solamente la producción local, las costumbres, las tradiciones, los campesinos, sino también al consumidor porque significa tener una comida de calidad, productos de calidad", comentó el embajador de Italia en México, Luigi Maccotta, durante la inauguración del evento.
En el caso particular de México, es importante contar con normas claras de registro de marcas porque, como señaló el coordinador del Foro Consultivo Científico y Tecnológico, José Franco, "la biodiversidad en México es amplia y muy importante, y eso hace que haya una gran cantidad de productos -sobre todo asociados con plantas medicinales- y de pronto se vuelve un poco complicado definir cuáles entran a denominación de origen y cuáles entran a productos de marcas colectivas".
La denominación de origen designa a un producto cuyas características son una suma de los factores naturales y de producción humana. México es uno de los países que cuenta con gran variedad de productos que cumplen con estas características.
Sin embargo, asignar un sello de este tipo a un producto es una labor conjunta de "diferentes actores, instituciones y políticas que acompañan el proceso de reconocimiento legal y de valorización de los productos con denominación de origen, teniendo en cuenta las diferentes dimensiones de estos productos", explicó Giovanni Belletti, representante de la Universitá degli Studi di Firenze.
"Necesitamos de un paradigma que oriente la acción de estos sistemas porque tenemos que pensar que la valorización de un producto no es solo un aumento de precios. (…) La valorización tiene que ser un proceso económicamente sostenible ya que estos productos no tienen alternativas y solo se pueden producir en un territorio específico, y este territorio tiene que ser preservado, social y ambientalmente, creando valor económico", continuó Belletti.
Si se piensa por un momento, los sellos tanto DO como IG son producto de una construcción económica y social porque no solo le confieren un carácter y precio únicos al producto sino porque son los mismos actores sociales los que deciden cuál va a ser su calidad y su vinculación con los recursos específicos del territorio.
El director del Consorzio Tutela del Formaggio Asiago, Flavio Innocenzi, reafirmó esto al declarar que es "a través de la especialización local, es decir, del valor de la economía regional y rural, a través de una indicación geográfica, es lo que permite vender de esa manera un producto en el mercado global".
Sin embargo y como en todo, no es lo mismo la teoría a la práctica, y aplicar las leyes de IG y DO no siempre es algo sencillo, sobre todo tomando en cuenta la cantidad de actores involucrados en el proceso, pero el beneficio final será mayor si se hace el esfuerzo.
"Es importante defender las denominaciones, no es una política para vender producto más caro, sino para tener productos con valor agregado más alto, y claramente el mercado le reconoce un mayor costo, un mayor valor al producto", dijo Gianluca Brocca, representante de la empresa italiana VALDO.
Al final del día, los sellos de DO e IG sirven para combatir al uso genérico de un producto, y en opinión de Giovanni Belletti, "los productos genéricos, los nombres genéricos, destruyen el valor de una manera parasitaria porque es más simple utilizar el valor de una denominación que crear valor de su propia marca".
Pie de foto: La biodiversidad en México es muy amplia y eso hace que haya una gran cantidad de productos que hacen complicado definir cuáles entran a la denominación de origen y cuáles a productos de marcas colectivas, señaló José Franco. En la imagen, Agave tequilana. (Foto: UNAM).