Grupo Olinka y Masehuali llevan antología musical al Museo del Chopo

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Una antología de canciones que abordan diversos géneros como reggae, hip hop, soul y cumbia, que refieren historias cotidianas en defensa de la tierra y de la vida, fue la presentación de ‘Olinka & Masehuali’ la noche de este domingo en el Museo Universitario del Chopo en la capital del país.

La agrupación integrada por Olinka Gil, voz; Jorge Schoelman, batería; Gustavo Córdoba Galicia, bajo; Carlos Gustavo Medellín Figueroa, teclados; Yunuet Gil, voz, coros y jarana; Andrés Valadez, guitarra, y Edmundo Gil, armónica, puso a bailar al Foro Dinosaurio “Juan José Gurrola” de ese espacio.

Con su particular estilo influenciado por el reggae soul, música tradicional africana, flamenco hip hop, la cantante y compositora originaria de la Ciudad de México, Olinka, inundó y transmitió al espacio museístico toda la energía que la caracteriza en una atmósfera completamente personal.

En el concierto titulado “Después de las raíces... Olinka & Masehuali”, la solista promocionó su más reciente material discográfico titulado “Raíces somos”, al tiempo que dedico su presentación a la alegría, a los niños, a las personas que ya no están y aquellos que han sido parte de su carrera.

La banda Masehuali fue su cómplice, y la energía se conjugó en un equilibrio perfecto para bailar y disfrutar de una velada llena de magia, rimo y mucho sabor, tanto, que la propia cantante invitó al público a subir al escenario a ‘mover el bote’

Desde el inicio, el quinteto encantó al ofrecer temas que invitaron a que la persona reconozca su esencia, su identidad, así como la reconstrucción social.

Con una trayectoria de más de 15 años, en los que ha estudiado música, danza y teatro, Ollinka tuvo como invitada especial a la cantante Georgina del grupo “La China Sonidera”, quien interpretó un tema que puso al foro a bailar: “La cumbia de la dignidad”.

Contadora de la vida que emplea el poder de la palabra y del sonido para construir y armonizar el recorrido por el itinerario interior, Ollinka contagió de su buena vibra y energía a un foro que la reconoció en todo momento.

Buscadora de identidad a través del aliento y del movimiento, por espacio de casi hora y 30 minutos, con cada canto reafirmó el amor y el respeto por otro ser humano, por sí misma, por la tierra y por Dios.

Su pasión, la música de raíces negras, pisando terrenos en el world music, y destacándose en los géneros musicales antes mencionados, así como en la música tradicional africana, son cubano, bossa nova y hasta flamenco, Ollinka fue arropada por aplausos al despedirse de sus fans.

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