Para el académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Octavio Rodríguez Araujo, la obra del abogado, periodista, escritor, historiador, político, catedrático y académico Nemesio García Naranjo, a quien se recuerda mañana a 130 años de su nacimiento, ofrece un panorama de los años de lucha maderista.
En su texto “El Chacal y García Naranjo”, publicado en días pasados en el periódico La Jornada, el doctor en Ciencia Política define al escritor mexicano “como un hombre de derecha cuando en la derecha había personas inteligentes y de vasta cultura”.
Nemesio García Naranjo nació el 8 de marzo de 1883 en la ciudad de Lampazos, Nuevo León, sin embargo, sus estudios primarios los cursó en Encinal, Texas, y los de bachillerato en Colegio Civil de Monterrey, Nuevo León.
De acuerdo con la biografía de García Naranjo publicada en el portal en Internet “humanistas.org.mx”, el joven Nemesio viajó a la capital del país para continuar su formación académica e ingresó a la Escuela Nacional de Derecho.
Como poeta se dio a conocer, luego de recibir un premio, en unos juegos florales convocados por el Liceo Altamirano, por un poema de 10 sonetos, sobre temas del Quijote, el cual escribió en conmemoración del tercer centenario de la aparición de la primera parte de la novela cervantina, en 1906.
La formación académica era de gran importancia para el escritor mexicano, quien estudió historia e impartió cátedras en el Museo Nacional de Historia, bajo la dirección de Genaro García.
En 1909 concluyó sus estudios en abogacía y se desempeñó como profesor de historia de México en la Escuela Nacional Preparatoria.
Mientras que en su trayectoria política dio inicio con su nombramiento como diputado al Congreso de la Unión en la XXV y XXVI Legislaturas, puesto al que le siguió el de subsecretario de Institución Publica en 1913, y desde el cual pugnó por renovación de la enseñanza, que se inspiraba en la filosofía positivista de Augusto Comte.
Como periodista García Naranjo colaboró en numerosos periódicos y revistas de México y de países de habla española, y fundó el diario político “La Tribuna”, medio de comunicación donde adquirió fama de celebridad.
El abogado también se interesó por la literatura, lo que dio como resultado la publicación de: “Porfirio Díaz” (1913); “Simón Bolívar” (1931); “Discursos, prólogo de Querido Moheno” (1923); “El Quinto Evangelio” (1929); “Los nidos de antaño” (1955), y “Bajo el signo de Hidalgo” (1953).