En México, un millón 100 mil personas padecen esquizofrenia, mal que ocupa el quinto lugar en la lista de enfermedades de mayor discapacidad, alertó Arturo Castro Robledo, subdirector médico del Hospital Psiquiátrico Morelos del IMSS.
En conferencia de prensa, expuso que en la nación, cerca de 43 mil defunciones al año están ligadas con trastornos
mentales en general y apuntó que de las personas con estos males, sólo 20% acuden a los servicios de salud y, de ellos, sólo 50% reciben un tratamiento adecuado.
Aunque existen métodos altamente eficaces para tratar la esquizofrenia, los costos de medicamentos y sociales rebasan por mucho cualquier otro padecimiento o problema de salud físico.
El experto apuntó que el sistema manicomial está en vías de desaparición. “Los hospitales de psiquiatría que existen actualmente en el país, me atrevo a decir que la mayoría de ellos, son para pacientes agudos.
“Sector Salud, IMSS, ISSSTE, Secretaría de la Defensa, Pemex, etcétera, tienen sistemas de hospitalización que están bajo la lupa y la luz de derechos humanos y de todos los organismos observadores, precisamente para no permitir que se violenten los derechos humanos”.
Sostuvo que “no es posible que se continúen con prácticas añejas de hace 50, 80 ó 100 años”, pero reconoció que aún subsisten los retos y se dan situaciones que no deberían de ocurrir.
Arturo Castro invitó a acudir con una persona a un psiquiatra cuando se dan signos de aislamiento, retraimiento social, inexpresividad, falta de sociabilización o la presencia de conductas extrañas respecto de los que se está habituado en casa o en la sociedad.
A su vez, el psiquiatra Jeremy Cruz advirtió que el país tiene el reto de llevar el tratamiento de esquizofrenia al primer nivel de atención, pues entre 10 y 15% de estos pacientes se suicida y advirtió que existe un déficit de 70% de médicos para atender a estos pacientes.
Advirtió que sólo hay entre cuatro y cinco mil especialistas en todo el país, un porcentaje menor trabaja en sectores públicos, lo cual limita el acceso de las personas con trastornos psicóticos a una atención oportuna.
Sostuvo que México ha sido altamente criticado debido a la poca actualización que hay en algunos terrenos relacionados con esta enfermedad fuera de la Ciudad de México y a que no existen medicamentos suficientes para la población abierta que no puede pagarlos.
Tampoco hay formas diagnósticas claras y no toda la población está educada para entender lo que es un trastorno mental.
“El cambio viene con las nuevas generaciones de psiquiatras que estamos mucho más apegados a las cuestiones biológicas y sociales y estamos tratando de bajar la psiquiatría a primer nivel, aplicando nuevos manuales internacionales y formas de diagnóstico; somos pocos pero ahí vamos”.
Dado que somos muy pocos, estableció, y menos los que trabajan dentro de los servicios públicos de salud, el psiquiatra debería tener un rol de capacitador, al menos para poner al día a médicos generales o algunas enfermeras en trastornos mentales comunes: depresión, alcoholismo y trastornos ansiosos, casi el 80% del total.
El papel de los psiquiatras integrados en los hospitales de segundo nivel y de alta especialidad, tercer nivel, debería ser el manejo de los trastornos mentales agudos.