Un grupo de investigadores de la UNAM descubrió que la medicación de dos fármacos ayuda a proteger el hígado del daño tóxico secundario que provocan los antirretrovirales que toman los pacientes infectados con VIH-Sida.
El jefe de grupo en el Departamento de Biología Celular y del Desarrollo, Rolando Hernández, y el investigador asociado, Armando Butanda, comprobaron que la medicación del antirretroviral Zidovudina o AZT y la Adenosina son benéficos para el hígado.
A pesar de que los antirretrovirales frenan el desarrollo del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), también afectan la proliferación de los hepatocitos en los pacientes, lo que altera la capacidad de regeneración del hígado.
Se calcula que el 95 por ciento de los pacientes con VIH-Sida tienden a coinfectarse con hepatitis B o C, debido a la baja en defensas del sistema inmunológico que sufren, indicó la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en un comunicado.
Hernández advirtió que es difícil medicar a un paciente que desarrolla Sida y se coinfecta con hepatitis B o C, pues los médicos siempre se cuestionan qué patología deben tratar primero.
Los investigadores realizaron los estudios durante 10 años con ratas a las cuales les suministraron una dosis similar a la que se usa en pacientes humanos de Zidovudina y de Adenosina, y se encontró una capacidad regenerativa en el hígado.
“Los estudios han permitido extender el tratamiento a humanos monoinfectados con VIH y coinfectados con virus de hepatitis B o C, pues al mismo tiempo que la AZT cumple con su actividad antirretroviral, al inhibir la proliferación del VIH, la coadministración de AZT con la Adenosina evita que se dañe el hígado por efectos del medicamento. Además, se ha logrado la mejoría significativa de la función hepática”, indicó Butanda.
La Adenosina logra un aumento en la producción de los hepatocitos, pues activa a la colagenasa, enzima que degrada la colágena y elimina la cubierta fibrosa, pero al combinarse con la AZT se potencia el efecto regenerativo del hígado.
La comedicación se aplicó en un paciente humano coinfectado con Sida y hepatitis B, quien mostró mejoría desde los dos meses de tratamiento, al presentar una reducción en la actividad de enzimas marcadoras de daño hepático en su suero sanguíneo.
Los investigadores piensan extender el tratamiento para enfermos de cáncer, pues la quimioterapia también presenta daños hepáticos colaterales, el financiamiento es uno de los obstáculos para continuar los estudios.
La patente está en proceso de aprobación, aunque las farmacéuticas exigen investigaciones completas que les ahorren inversión en estos desarrollos, indican.
Los especialistas dicen que aún falta un arduo trayecto para describir con detalle los mecanismos moleculares involucrados, por lo que se requiere una inversión considerable de la industria farmacéutica para cumplir con los objetivos.