Dado que en muchas especies el esperma es la única contribución de los machos a la reproducción, los biólogos han estado dándole vueltas a la razón por la que la selección evolutiva, conocida por su implacable eficiencia, les permite existir.
Ahora un grupo de científicos británicos tiene una explicación: los hombres son necesarios para un proceso conocido como "selección sexual", que ayuda a las especies a repeler las enfermedades y a evitar la extinción.
Un sistema donde toda la descendencia se genera sin sexo -como en las poblaciones asexuales que son completamente femeninas- podría ser mucho más eficiente a la hora de reproducir un mayor número de descendientes, según los científicos.
Pero en la investigación publicada en la revista Nature el lunes, los científicos aseguraron que habían hallado que la selección sexual, en la que los machos compiten para ser elegidos por las hembras para la reproducción, mejora la reserva genética e impulsa una población más sana, ayudando a explicar por qué los machos son importantes.
La ausencia de selección -cuando no hay sexo o no se necesita competir por él- lleva a la población a una debilitación genética, haciéndola más vulnerable a la desaparición.
"La competitividad entre los varones para la reproducción reporta unos beneficios realmente importantes, porque mejora la salud genética de la población", dijo el profesor Matt Gage, quien dirigió el trabajo en la Universidad británica de East Anglia.
"La selección sexual lo consigue actuando como un filtro para eliminar mutaciones genéticas dañinas, ayudando a las poblaciones a florecer y evitar la extinción a largo plazo", agregó.
Casi todas las especies multicelulares se reproducen gracias al sexo, pero su existencia no es fácil de explicar biológicamente, según Gage, porque el sexo tiene muchos inconvenientes, ya que sólo la mitad de los descendientes, las hijas, pueden generar nueva descendencia.
"¿Por qué debería cualquier especie gastar todos sus esfuerzos en los hijos?", dijo.
En su estudio, el equipo de Gage analizó escarabajos de harina Tribolium durante 10 años bajo condiciones de laboratorio controladas, donde la única diferencia entre poblaciones era la intensidad de la selección sexual durante cada etapa reproductiva adulta.
La solidez de la selección sexual varió desde la competitividad intensa --donde unos 90 machos competían por sólo 10 hembras-- hasta la completa ausencia de selección sexual, con apareamientos monógamos en los que las hembras no tenían elección y los machos no tenían competitividad.
Después de siete años de reproducción, que representan en torno a 50 generaciones, los científicos hallaron que las poblaciones en las que había habido una fuerte selección sexual estaban en mejor forma y eran más resistentes a la extinción de cara a la endogamia.
Pero las poblaciones con una débil o inexistente selección sexual mostraron una reducción más rápida de su salud bajo la endogamia, y todos se extinguieron en la décima generación.