Es popular, pero equivocado culpar al azúcar de la obesidad y diabetes, que causan enfermedades graves en gran número de personas, como hipertensión o males cardiovasculares, entre otros, cuyos costos son millonarios, señalaron especialistas.
En conferencia de prensa, en el marco del foro “Evidencia actual en edulcorantes y salud”, que se lleva a cabo en el Centro de Convenciones del Hospital Español, expertos pidieron al público y a los tomadores de decisiones en materia de políticas públicas de salud conocer los últimos datos que arrojan los estudios sobre el tema.
El fundador y director del Rippe Lifestyle Institute y catedrático de Ciencias Biomédicas en la Universidad de Florida Central, James M. Rippe, aclaró que el problema es terrible, “pero tenemos que ser más cuidadosos.
“Utilizar la emoción para seguir a la demagogia más que a la evidencia nos puede hacer cometer errores”, dijo y abundó que es mentira señalar que lo que las personas tienen que hacer para erradicar sobrepeso y obesidad es dejar de consumir azúcar.
“La gente debe saber que la diabetes es causa de amputaciones y ceguera; por lo general muere de cardiopatías, es algo terrible, pero tenemos que templar esa emoción y equilibrarla con buenos datos científicos”, expuso.
En el acto, en el que se presentó la obra “Evidencia Actual en Edulcorantes y Salud. Revisión de la Literatura Científica”, explicó que los hacedores de políticas públicas deben impulsar desde los gobiernos el apoyo a la agricultura, que haya agua potable en las escuelas y mejores instalaciones públicas para que la gente se pueda acondicionar físicamente, así como pistas para que las personas caminen.
“No hay varitas mágicas, pero hay que hacer énfasis en que no se puede señalar a un sólo alimento como el culpable, porque se crea la ilusión de que si se deja de comer tal o cual alimento, o si se reduce el consumo, uno va a bajar de peso. No, no funciona así, es una idea muy popular, pero está equivocada”.
Desafortunadamente, destacó, la solución a estos problemas es muy compleja y me parece que casi todos los que trabajan en ello consideran que pasa por hacer ejercicio, tener una dieta balanceada, bajar el consumo de azúcar y las porciones de comida.
A manera de ejemplo expuso que antes, los mexicanos eran conocidos como los “hijos del maíz” y hoy lo son como los “hijos de la carne de cerdo”.
Hoy, indicó, los estratos económicos más altos y más bajos en México son los que tienen más problemas con su peso. Los campesinos que dejan sus lugares de origen, que cambian su alimentación.
“Me parece, que no hay que ilusionarse de que una sola cosa va a solucionar el problema. Se precisa de una política que se concentre en un patrón dietético más saludable y un buen acondicionamiento físico”, comentó.
En su oportunidad, la toxicóloga y directora de Logre International Food Science Consulting, Rebeca López García, se pronunció por llevar una dieta rica en frutas y verduras, en donde se disminuya la grasa y además se aumente la actividad física.
Aclaró que las evidencias muestran que los menores de edad requieren edulcorantes no calóricos. Pero sí les dan una herramienta más cuando se está tratando de cuidar su peso.
“Se cree que en las etapas de crecimiento de un niño o una mujer embarazada, si no tienen problemas metabólicos, como diabetes, y no tienen sobrepeso, no tienen por qué restringir su consumo de calorías”, abundó.
“Lo que hay que hacer es llevar una dieta correcta y probar muchos y variados alimentos, además de fomentar la actividad física. Pero desafortunadamente tenemos un gran número de menores con sobrepeso y actividad que tienen los problemas de salud y emocionales asociados a ellos”, abundó.
“Son niños que necesitan mucha ayuda y, en muchos casos, los edulcorantes no calóricos les dan una herramienta más, dentro de todo lo que hay que enseñarles de un estilo de vida saludable, para que puedan consumir sabores dulces con moderación”, dijo.
En el lugar, reconocidos especialistas nacionales e internacionales en materia de salud y nutrición participan en el foro, en el que se discutirá si el azúcar o los edulcorantes no calóricos desempeñan un papel crítico dado el incremento significativo en el número de individuos con obesidad y diabetes en México.