A pesar de que existen diferentes mitos sobre el consumo de endulzantes no calóricos, especialistas en el tema sostuvieron que estudios demuestran la seguridad de éstos en el tracto gastrointestinal, tanto en los humanos como en los animales.
Hoy en día se puede encontrar en el mercado muchos productos disponibles que contienen alguno de los cinco endulzantes no calóricos aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés).
Se trata de acesulfame, neotame, aspartame, sacarina y sucralosa (la stevia se considera un endulzante bajo en calorías).
Sin embargo, existen muchos mitos alrededor del consumo de este tipo de edulcorantes, tal es el caso de las personas que padecen colon irritable, pues se cree que la ingesta de éstos pudiera disparar los síntomas de su padecimiento.
Un grupo de especialistas de la Universidad de Michigan, encabezados por la doctora Marisa Spencer, reunió toda la evidencia disponible sobre este tema para determinar si estas sustancias afectaban o no al paso estomacal.
A su vez, el profesor de la Universidad de Manchester, John Mclaughlin, realizó una investigación similar y concluyó que la mayoría de los estudios de laboratorio realizados en los animales demuestran que no hay cambios clínicos significativos en las hormonas digestivas.
De acuerdo con un comunicado, el investigador explicó que dichas hormonas se asocian con la activación de los receptores del sabor provocada por los endulzantes sin calorías.
Ello significa que su consumo no juega ningún papel en los síntomas experimentados por las personas con colon irritable, como el dolor abdominal, inflamación y alteraciones intestinales, entre otros.
“Al contrario, existen múltiples investigaciones que demuestran la seguridad de los endulzantes no calóricos en modelos tanto de seres humanos como de animales”, aseguró Silvia Poulos, integrante del Consejo para el Control de Calorías.
La especialista añadió que de la misma forma, los órganos reguladores encargados de aprobar el uso de estas sustancias analizaron diversos estudios a nivel mundial sobre los posibles efectos en la salud digestiva y determinaron que no existe ninguno.
Los expertos coinciden en que la evidencia científica indica que el consumo de ese tipo de endulzantes es seguro para el sistema digestivo, y que ambos pueden convivir de manera sana.