El químico Ángel Ananda Pérez, de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), realizó un estudio y descubrió que el veneno del pez león contiene activos que pueden disminuir las células cancerígenas.
El especialista explicó que el extracto de veneno del pez león en células de cáncer de cérvix disminuyó la población celular en un 26 por ciento, en cáncer de colon en un 44 por ciento, en el de mama un 52 por ciento y en neuronas hipocampales existe efecto neurotóxico en el 59 por ciento de las células.
“Para determinar si había actividad cancerígena en los compuestos del veneno utilizamos células de cáncer de mama, de próstata y de colon, entre otras. Hallamos que la única línea celular que no se vio inhibida por el veneno fue la de próstata”, detalló.
Explicó que la recolección del veneno se obtuvo de la muestra de 25 peces vivos de la zona de Taganga, en Santa Marta, lugar ubicado en Colombia, donde esta especie es catalogada como invasora y por eso el gobierno promueve su aprovechamiento para la investigación médica y química o para el tratamiento de enfermedades a partir de las toxinas de su veneno.
Existen reportes de la identificación de los componentes activos en el veneno de esta especie, pero resultan escasos frente a investigaciones similares de animales terrestres, precisó el investigador en un comunicado difundido por la Universidad.
Indicó que algunos estudios realizados en otras especies de peces, como el escatófago manchado o el pez escorpión, evidenciaron efectos a nivel cardiovascular, neuromuscular antibacteriano, inflamatorio y citotóxico, entre otros.
“Quise corroborar diferencias proteicas de enzimas o de actividad biológica de este pez frente a otros estudios. Como resultado hallé lectinas, proteínas que generalmente se encuentran en venenos de serpientes.
"Algunas de estas tienen la capacidad de reconocer determinados antígenos en células cancerosas, que también sirven para identificar enfermedades, incluso algunas inhiben la proliferación de células cancerígenas”, afirmó.
Según su experiencia, especificó que el proceso para hallar esta especie en los arrecifes es muy complicado, debido a que pueden alcanzar una profundidad de hasta 20 metros y suelen ocultarse muy bien.
Añadió que el veneno de origen marino es termolábil, ya que puede degradarse con los cambios de temperatura.
Para extraer el veneno, expuso que los peces fueron sumergidos y sedados, y una vez anestesiados se mantuvieron a -20 °C durante 30 minutos, luego se les retiró la cabeza y el aparato venenoso, que implica las espinas dorsales, anales y pélvicas.
“Cuando ya tenemos el extracto cuantificamos la cantidad de proteína que tiene el veneno, porque en este caso lo que nos interesa son los compuestos de origen proteico”, reveló.
Luego realizaron varios ensayos de actividad cancerosa y hemolítica, es decir, que rompe los eritrocitos (glóbulos rojos) de diferentes tipos de animales; en esta etapa se separaron los componentes del veneno a través de cromatografía, que comprende el paso del veneno por columnas de resinas.
“Este es quizá el primer estudio preliminar de veneno en peces. Sin embargo se debe ahondar más en el estudio de los compuestos a partir de nuevos ensayos de inhibición”, puntualizó.