Las agruras o acidez estomacal que causan una sensación de ardor en el pecho no se curan, pues no son una enfermedad, sino un síntoma de enfermedad por reflujo
gastroesofágico (ERGE), esófago de Barret, o alguna enfermedad gastrointestinal.
La obesidad, el tabaquismo y las dietas con irritantes son los principales factores de riesgo para tener reflujo, el cual si no se atiende a tiempo puede llevar al paciente a un cáncer de esófago.
Las sustancias nocivas del tabaco modifican y dañan la mucosa del esófago, mientras que la obesidad empuja los músculos del abdomen y provoca que la comida se regrese, explicaron especialistas en gastroenterología.
Se estima que los casos de esta enfermedad gastrointestinal se han incrementado siete por ciento en la última década, aunque está apenas por salir el primer registro nacional sobre este padecimiento.
En entrevista en el marco del Primer Summit Internacional de Enfermedades Ácido Pépticas, Ramón Carmona Sánchez, presidente de la Asociación Mexicana de Gastroenterología, dijo que cuando una persona presenta agruras o acidez más de dos veces a la semana debe acudir al médico.
El reflujo ocurre cuando hay una devolución involuntaria del contenido del estómago sin llegar al vómito, lo cual afecta la calidad de vida de quienes lo presentan ya que limitan su ingesta de alimentos, se despiertan en la noche y hay un persistente malestar.
Los remedios caseros como tomar bicarbonato producen un alivio pasajero, pero también ayuda a enmascarar el reflujo que a la larga puede convertirse en cáncer de esófago y la sobrevida a esta enfermedad no es mayor a cinco años.
"Las agruras no se tratan, son el aviso de que hay que ir al médico a atenderse. Actualmente se cuenta con opciones farmacológicas como el ilaprazol para quitar el ácido, o en algunos casos se puede cerrar la válvula del esófago con cirugía endoscópica", agregó.
Mientras que el también gastroenterólogo Genaro Vázquez Elizondo indicó que la enfermedad por reflujo va en aumento, sobre todo por la obesidad y el tabaquismo.
Lo preocupante, comentó, es que las personas se acostumbran a estos síntomas y no acuden con el profesional de la salud para ser correctamente diagnosticados y se les recomiende el mejor tratamiento.
"Una situación que parece tan cotidiana si no se busca atención médica puede convertirse en un cáncer; sí puede ser catastrófica, sí se está incrementando y sí se le tiene que poner atención aunque parezca común", enfatizó.
Mencionó que la cirugía por cáncer de esófago es una de las más cruentas y difíciles, además de que 60 por ciento de los pacientes fallece a los cinco años del diagnóstico y tratamiento con cirugía, radioterapia y quimioterapia.