Un estudio reciente elaborado por especialistas señala que los hombres con Síndrome de Piernas inquietas (SPI), tienen un riesgo mayor de morir a temprana edad, ya que lo asocian con trastornos cardíacos y la mortalidad temprana en personas con enfermedad renal.
"Hace varios años, se debatió mucho si el SPI era o no era una enfermedad real. Cada vez más gente piensa que es una enfermedad", dijo el doctor Xiang Gao coautor del estudio, investigador del Hospital de Brigham y las Mujeres, y de la Facultad de Medicina de Harvard, agregó, “aún sabemos poco sobre sus consecuencias clínicas”.
El SPI se presenta más frecuentemente en personas de mediana edad y en adultos mayores, empeora con el estrés y se presenta con sensaciones molestas en la parte inferior de las piernas entre la rodilla y el tobillo.
Los expertos analizaron archivos clínicos de diferentes pacientes en Estados Unidos registrados desde la década de los ochenta. En el 2002, de 18 mil 425 de los hombres estudiados, 690 dijeron que sí sentían sensaciones molestas en las piernas por lo menos cinco veces por mes.
El equipo siguió a los participantes hasta el 2010; 15 mil 660 seguían vivos. Tras considerar la edad, el peso, las enfermedades crónicas y el estilo de vida, los autores hallaron que los que habían mencionado síntomas de SPI habían sido un 30 por ciento más propensos a morir durante el estudio.
Aquellos sin enfermedades crónicas, como el cáncer o la hipertensión, es decir en "el grupo relativamente sano", según lo definieron los autores, asociaba el SPI con un 92 por ciento más riesgo de morir precozmente.
Gao comentó que la mala calidad del sueño, el deterioro de la salud cardíaca y la obesidad podrían influir en la relación entre las piernas inquietas y la mortalidad prematura, “todos podrían ser mecanismos potenciales, pero aún no detectamos cuál en particular. Quizás actúan juntos”, mencionó en la publicación en la revista Neurology, por su parte el doctor Brian Murray, del Instituto de Investigación de Sunnybrook y de la Universidad de Toronto, refiró, “podría ser que el dolor (del SPI) o la pérdida de sueño sea la causa del problema", opinó el doctor Brian Murray, del Instituto de Investigación de Sunnybrook y de la Universidad de Toronto, “o que exista un trastorno subyacente, como la insuficiencia renal o la deficiencia de hierro, que esté asociado con el SPI”, agregó.