La hepatitis C es la causa principal de cáncer de hígado. Actualmente es el quinto cáncer más común en varones y el séptimo más frecuente entre las mujeres en el mundo.
El principal factor de riesgo del cáncer hepático es la cirrosis, una de las complicaciones de la hepatitis C crónica. Es por esto que las personas infectadas con este virus tienen un riesgo entre 15 y 20 veces mayor de desarrollar cáncer hepático.
Se estima que los nuevos casos de cáncer de hígado asociados a la infección por hepatitis C seguirán incrementándose durante los próximos 20 a 30 años. Según un informe del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos, publicado en agosto de 2012, más del 75% de las personas con hepatitis C en ese país nacieron entre 1945 y 1965, lo que se conoce como la generación de los baby boomers. Estas personas tienen un riesgo cinco veces mayor de estar infectadas con el virus de la hepatitis C que las personas nacidas antes o después.
A medida que los baby boomers envejezcan, se incrementan las posibilidades de que desarrollen estas serias y potencialmente fatales complicaciones asociadas a la infección por hepatitis C.
Es por esto que el CDC recomendó recientemente que todas las personas en Estados Unidos nacidas entre 1945 y 1965 se hagan una única prueba para la detección del virus de hepatitis C, sin importar si tienen o no factores de riesgo para esa enfermedad.
El diagnóstico de la infección causada por el virus de la hepatitis C se realiza a través de una sencilla prueba sanguínea.
El diagnóstico y la detección tempranos permiten prevenir el daño hepático, la cirrosis e incluso el cáncer de hígado.