Debido a la falta de regulación sobre los alimentos adicionados con prebióticos y probióticos, las empresas se encargan de dar a conocer los beneficios que éstos aportan al organismo, señaló la académica del ITESO, Raquel Zúñiga Rojas.
“Ya sea de forma natural o con productos adicionados, incluir en la dieta prebióticos y probióticos ayuda a mejorar el funcionamiento del organismo. Sin embargo, a falta de una norma clara que regule su producción, es la mercadotecnia la que se ha encargado de promover los alimentos que dan un beneficio adicional para la salud”, insistió.
Explicó que los probióticos y los prebióticos entran dentro de un grupo más grande que se llama alimentos funcionales que, por lo menos aquí en México, todavía no están bien regulados, bien normados, para decir quién sí le puede poner o quién no le puede poner.
“Por eso es que las empresas se valen más de la mercadotecnia, para transmitir que su producto trae “x” o “y” cosa que será de beneficio para la salud”, destacó la coordinadora de la licenciatura en Ingeniería de Alimentos del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente.
Detalló que los probióticos son una serie de microorganismos que benefician o modulan ciertas funciones del organismo y que se encuentran en la microbiota natural, antes conocida como flora intestinal.
Añadió que aunque se encuentran en otro tipo de alimentos, es común encontrarlos en alimentos lácteos. Entre los más conocidos están los lactobacilos y las bifidobacterias.
“El prebiótico es el alimento del probiótico. Generalmente son sustancias que se conocen como oligosacáridos y también llegamos a tener polisacáridos. Estos dos grupos de sustancias se clasifican dentro de otro grupo más general, que son los carbohidratos”, dijo.
Indicó que son carbohidratos específicos, “que en realidad el microorganismo va a ser capaz de tomar, aprovechar y aumentar su crecimiento”, apuntó Zúñiga Rojas.
Subrayó que algunos alimentos naturales que contienen prebióticos son las alcachofas, los plátanos, el trigo, el ajo, la avena y la cebada, que contienen inulina.
Tanto los prebióticos como los probióticos, se pueden encontrar también en alimentos procesados que han sido adicionados para generar otros beneficios al organismo.
“Normalmente hay mucha información de mercadotecnia. En el envase del producto te puedes encontrar, por ejemplo, uno de los más famosos, Casei Shirota. Ya hasta la gente que no sabe nada de esto se aprendió el nombre de ese microorganismo, porque por todos lados nos bombardean diciendo que este producto tiene esa bacteria”, dijo.
Mencionó que otros dicen en su etiqueta que tienen bifidobacterias. “En el caso de los prebióticos, algunos sí dicen “adicionados con inulina”, otros dicen que tienen fibra. Generalmente un prebiótico es una fibra”, comentó.
La experta sugirió tener un manejo adecuado de los productos, pues sus beneficios pueden disminuir si no están bien conservados.
“Si nosotros los traemos en el calor, en el sol, no conservamos el producto como debe de ser, los microorganismos van a crecer, van a estar en sus mejores condiciones de temperatura para desarrollarse, y cuando los consuman, ellos ya van a estar de regreso en la curva de su vida, entonces no va a hacer el beneficio”, advirtió.
Zúñiga Rojas también recomendó leer las etiquetas de los productos para aprovechar sus contenidos, ya sean naturales o adicionados y fomentar el beneficio a la salud.