Quienes consumen productos lácteos bajos en grasa, al menos cuatro veces por semana, pueden disminuir en un 24% su riesgo de desarrollar el mal.
Incluir en su dieta diaria una porción de yogur bajo en grasa puede ser una buena estrategia para prevenir la
diabetes tipo 2; mejor todavía si usted consume este alimento en sustitución de una merienda alta en grasa y calorías, como papitas fritas, platanitos o yuquitas.
Ese es el consejo que se desprende de las conclusiones de un estudio llevado a cabo por un equipo de investigadores de la Universidad de Cambridge, Reino Unido.
Los científicos, dirigidos por Nita Forouhi, deseaban conocer si el consumo de productos lácteos desempeñaba algún papel en la aparición o en la prevención de la diabetes, porque la evidencia científica en este asunto era inconclusa hasta ahora.
Para hacer su trabajo, los investigadores tomaron un subgrupo de voluntarios del estudio epidemiológico EPIC-Norfolk, una gran investigación que ha seguido el estado de salud y los hábitos de más de 25 mil hombres y mujeres que habitan en Norfolk, Inglaterra.
Los científicos tomaron a más de 700 personas que, a lo largo del estudio, desarrollaron diabetes tipo 2 y compararon sus hábitos alimentarios con otras 4 mil personas del grupo que no habían desarrollado la enfermedad.
Tras el análisis, los científicos concluyen que el consumo de productos lácteos, aun los altos en grasa, no aumenta el riesgo de que una persona pueda desarrollar diabetes.
No obstante, además hallaron que quienes consumen productos lácteos bajos en grasa, al menos cuatro veces por semana, pueden disminuir en un 24% su riesgo de desarrollar el mal; y, si el alimento lácteo elegido es yogur bajo en grasa, el riesgo de desarrollar diabetes puede disminuir en un 28%.
Los resultados de la investigación, publicados en la revista Diabetologia, sugieren una estrategia simple para reducir la aparición de nuevos casos de diabetes tipo 2, caracterizada por la acumulación de azúcar en la sangre debido a que el cuerpo no produce suficiente insulina (o se resiste a ella), la hormona encargada de transformar la energía de la glucosa y llevarla a las células del cuerpo a fin de que tengan la energía para funcionar. Los altos niveles de glucosa en la sangre pueden comprometer la salud de la persona. Actualmente, más de 380 millones de personas en el mundo viven con diabetes tipo 2.