Afecta calidad de vida la Hiperplasia Prostática Benigna

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En México, dos de cada cuatro hombres de 45 a 65 años de edad experimenta agrandamiento de la próstata. A este crecimiento se le conoce como Hiperplasia Prostática Benigna (HPB) y es una de las patologías más comunes entre varones en edad avanzada, pues debido al envejecimiento de la población su incidencia ha aumentado. En la mayoría

de los pacientes la valoración inicial, el seguimiento y tratamiento puede ser en una atención primaria. Consciente de las complicaciones físicas y emocionales causadas al paciente, Boehringer Ingelheim desarrolló un tratamiento efectivo en el control de este mal.

De acuerdo con el Dr. Sergio Durán Ortiz, Jefe del Servicio de Urología, en la División de Rehabilitación Neurológica del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR), la HPB es considerada una enfermedad progresiva; presenta síntomas de retención en la evacuación de orina, una constante necesidad o sensación de vaciar la vejiga llamada “urgencia miccional”, así como disminución en la fuerza de expulsión de orina (goteo). De no ser atendida, en 1 o 2% de los casos puede causar el deterioro e infección en la función urinaria, descompensación y litiasis vesical (cálculos o piedras de calcio o ácido úrico en la vejiga).

 Otros factores a considerar si se encuentra dentro del rango de edad es la raza y la dieta de los pacientes; un 14% de quienes presentan un grado moderado o severo de molestia experimentarán progresión de sus síntomas en los siguientes cinco años, por lo que el malestar tomaría un nivel crónico con lo que varios tratamientos terapéuticos y cirugía son posibilidades de recuperación.

El especialista dijo que para evaluar este padecimiento se requiere de un diagnóstico correcto a través del historial médico y una exploración física completa, incluyendo el tacto rectal, con el objetivo de palpar el crecimiento de la próstata.

Además, el médico urólogo podría solicitar un examen general y un cultivo de orina para conocer si existe alguna infección urinaria agregada y medir la cantidad de líquido retenido en la vejiga a través de un ultrasonido, así mismo una prueba de antígeno prostático especifico para descartar cáncer en la próstata.

 Los padecimientos físicos y emocionales no sólo inquietan a los varones, pues en el caso de las mujeres, ellas también ven afectado su tiempo de sueño por la recurrente necesidad de orinar de su pareja.

No obstante, “Si el paciente ya presenta de Hiperplasia Prostática Benigna, es muy importante consultar a su médico urólogo, quién determinará un tratamiento eficaz para actuar de manera oportuna contra las complicaciones de la enfermedad, pues el objetivo es mejorar la calidad de vida del varón tanto en lo físico como en lo emocional”, concluyó el Dr. Sergio Durán Ortiz, Jefe del Servicio de Urología del (INR).

CUADRO

 

Opciones de tratamiento

El Dr. Sergio Durán indicó que el tratamiento de la Hiperplasia Prostática Benigna dependerá de la severidad del Problelma. Generalmente se inicia con la observación o “wachtful waiting”, donde los pacientes asisten a consulta para realizarse exámenes y pruebas a partir de los 50 años de edad. Si éstas se encuentran dentro de los parámetros normales, el paciente deberá acudir a revisiones anuales toda vez que sus estudios no revelen alguna alteración importante y los síntomas de próstata tampoco sean significativos para alterar su calidad de vida.

Asimismo, indicó que también existe el tratamiento farmacológico a través de la medicación con los llamados alfa-bloqueadores, como es el caso del Clorhidrato de Tamsulosina desarrollado por Boehringer Ingelheim, el cual actúa relajando el tono muscular prostático y cuello de la vejiga, permitiendo un alivio eficaz y seguro sobre los síntomas ocasionados por el crecimiento de la próstata. Pero si a pese a ello el paciente no responde al tratamiento, se evaluará la necesidad de realizar cirugía mediante un procedimiento endoscópico donde se retira la obstrucción de la próstata. Dicho procedimiento es conocido como Resección Transuretral de Próstata (RTUP) o una intervención mayor donde es retirada por cirugía abierta abdominal.

 El Dr. Durán sugirió a los hombres algunos cambios en el estilo de vida para reducir tanto los síntomas como la progresión de la HPB, entre ellos reducir la ingesta de líquidos en momentos específicos; por ejemplo, por la noche o antes de salir a lugares públicos, a fin de bajar la frecuencia urinaria. En ese sentido, indicó que la ingesta recomendada total diaria de líquidos es de 1,500 mililitros.

También, apuntó la necesidad de evitar o moderar la ingesta de cafeína y alcohol, que pueden tener un efecto diurético y son agentes irritantes; revisar el consumo de medicamentos y modificar en lo posible la hora de su administración, pues hay algunos fármacos que elevan la frecuencia de las micciones.

CUADRO 1

 

1.- Prevenir el crecimiento de la próstata

2.- Mejorar la calidad de la alimentación.

3.- Asistir a consulta médica al menos una vez al año y principalmente cuando alguno de los síntomas se haga presente, sobre todo si el paciente se encuentra en el rango de edad señalado.

4.-Evitar el consumo de líquidos por la noche o antes de salir a lugares públicos.

5.-Evitar beber o comer alimentos diuréticos e irritantes.

6.- “Sentirse libres de miedos y tabúes” para someterse a pruebas de diagnóstico, prevención y/o evaluación del grado de severidad de la enfermedad.

CUADRO 2

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