Los problemas de salud asociados al consumo de tabaco que se manifiestan en los pulmones por la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) no terminan sólo en este órgano, señaló Marco Fernández Corzo, neumólogo del Hospital General de México.
“La enfermedad impacta en muchos otros órganos, cardiovasculares, metabólicos, óseos, hematológicos; no es una enfermedad aislada”, destacó.
En conferencia de prensa, el experto destacó que de esto se desprende la importancia de detectar de manera temprana ese padecimiento, ya que en varios casos al principio no manifiesta síntomas “o a los que tienen no les dan la importancia adecuada”.
No obstante, continuó, por lo general “una vez que hay síntomas, que es cuando el paciente acude a consulta habitualmente, ya por lo menos hay un deterioro de 50% de esa capacidad pulmonar”.
Fernández Corzo explicó que la EPOC representa una limitación persistente de la vía aérea, que es progresiva y asociada a una respuesta inflamatoria anormal pulmonar a diferentes agentes nocivos.
Detalló que entre los síntomas que manifiestan esta enfermedad se encuentra la falta de aire, tos crónica, expectoración crónica “chiflido de pecho”, además de que puede existir la sensación de opresión en esta parte del cuerpo, entre otros síntomas.
En su oportunidad, la también neumóloga Catalina Casillas Suárez señaló que esa enfermedad progresiva lleva a los pacientes a cambiar sus rutinas y reducir sus actividades al grado que pueden dejar de trabajar.
Por ello, subrayó la importancia de tener un tratamiento adecuado ya que esto significa “poder volver a respirar”, pues el objetivo es aliviar los síntomas, prevenir la progresión de la enfermedad, mejorar la tolerancia al ejercicio y el estado de salud, además de prevenir y tratar complicaciones y exacerbaciones.
Al respecto, Fernández Corzo explicó que esas exacerbaciones se encuentran entre las complicaciones más comunes entre los pacientes con EPOC, pues en cada episodio se reduce la capacidad pulmonar.
Por lo tanto, los casos más frecuentes de esta acepción se ubican a partir de los 40 años tomando en cuenta que los jóvenes pueden llegar a tener su primer contacto con el humo del cigarro entre los 12 y 13 años de edad.
De esta manera, a partir de que se comienza a fumar, o en ámbitos rurales tener contacto persistente con materiales de combustión, como leña y carbón, se van desarrollando condiciones para adquirir esta enfermedad, agregó.
Por último, Casillas Suárez añadió que existen diversos tratamientos para esta enfermedad como son los broncodilatadores de acción corta y prolongada, así como otras sustancias que sirven para prevenir que la vía aérea no se cierre, en tanto que para quitar la inflamación se usan los esteroides, entre otros productos.