
El Archaeopteryx, un animal emplumado de aspecto mitológico, ha sido considerado desde hace 150 años -excepto durante una pequeña temporada en la que fue relegado a la vulgar categoría de dinosaurios voladores- como el precursor de todas las aves modernas. Desde el descubrimiento del primer ejemplar en Baviera (Alemania) en 1861, han sido desenterrados un total de diez especímenes que han dado mucha información a la comunidad científica, pero que poco han revelado sobre sus plumas y, por lo tanto, sobre su aspecto externo y para qué las utilizaban.