Líder "templario" "El Tío" pide amparo, alega mal mental

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Dionisio Loya Plancarte, El Tío, uno de los líderes de Los Caballeros Templarios, argumentó problemas de “salud mental”, en un intento por ser excarcelado del penal federal de máxima seguridad, donde está desde enero de 2014.

Paradójicamente, el presunto narcotraficante identificado por el gobierno federal como “cerebro financiero” de la organización delictiva sostuvo a través de su defensa que tiene padecimientos psiquiátricos.

El 10 de abril, Loya Plancarte interpuso un amparo indirecto ante el juzgado segundo de distrito en materia de amparo y juicios federales en el Estado de México, el cual quedó radicado en el expediente 518/2015.

En las observaciones del juicio de garantías se indica que fue recibido por incompetencia del juzgado séptimo de distrito en Michoacán, autoridad ante la que ya había intentado obtener la protección de la justicia federal.

El Tío se quejó de “la falta de atención médica para practicarle al quejoso los estudios médicos y psiquiátricos que requiere para atender su padecimiento de salud mental”.

Además de “la falta de suministro del medicamento que necesita para dicho padecimiento y asignarle un médico dentro del centro penitenciario para su cuidado”.

El amparo fue admitido a trámite y se ordenó a las autoridades realizar exámenes psiquiátricos a El Tío para determinar si es verídico su argumento.

Consultados sobre el tema, funcionarios del gabinete de seguridad nacional manifestaron que el supuesto líder templario “busca una estrategia para que lo declaren demente, en un intento por no ser condenado por sus crímenes”.

El presunto capo fue detenido el 27 de enero de 2014 por autoridades federales en Morelia, Michoacán.

Loya Plancarte “se escondía en un clóset” cuando fue detenido durante un operativo a las 5:30 horas “sin realizar un solo disparo”, informó Monte Alejandro Rubido, entonces secretario ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

La Procuraduría General de la República ofrecía una recompensa de hasta 30 millones de pesos por su captura, según el acuerdo A/123/09. Era buscado por delincuencia organizada y delitos contra la salud (narcotráfico).

De acuerdo con una ficha del gobierno federal, era el “cerebro financiero” de La Familia y posteriormente de Los Caballeros Templarios, así como “responsable de prensa y relaciones públicas para la organización”, pues se presumía que era el “contacto con las autoridades de seguridad pública y procuración de justicia”.

Este hombre, según las autoridades, intentó seguir la estrategia de Nazario Moreno, El Chayo, líder máximo de la organización criminal, quien diseñó una campaña mediática para que las autoridades durante el sexenio de Felipe Calderón lo dieran por muerto, hasta que fue abatido durante un enfrentamiento en esta administración.

 

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