El proyecto de los silbatos como dispositivo de alarma ante una situación de riesgo de abuso sexual, no es única del Gobierno de la Ciudad de México, pues ha sido utilizado con éxito en España, Estados Unidos y Sudáfrica. La efectividad del silbato se basa en la facilidad de uso que tiene, así como lo característico del sonido de un silbato.
La técnica del silbato se ha usado también para la prevención de actividad de características en el metro de España y en universidades de diferentes países con gran efectividad. El beneficio de la política de los silbatos se encuentra de hecho en este argumento. Si bien es cierto que la solución de fondo no está ahí: "cada caso de violación que se evita por el silbato bien vale la política".
No como una solución de fondo pero sí como una bocanada de aire para las posibles víctimas. La iniciativa "Blow The Whistle", es una iniciativa anti-crimen que nació en Sudáfrica, con el fin de devolverles la tranquilidad a miles de mujeres y niños abusados. Los silbatos, no sólo han servido para que mujeres y niños que suene una alarma para su protección, si no ha funcionado como un símbolo del rechazo a la cultura de abuso y se lleva como collar o pulsera.
En Estados Unidos, después del impacto que tuvo la película "Spotlight", el Estado de Massachusetts ordenó que todos los niños católicos tuvieron silbatos para prevenir abusos por parte de autoridades eclesiásticas. Además, con ello se busca evitar los abusos sexuales a niños por parte de pederastas. En universidades, el silbato ha funcionado como símbolo de denuncia. El uso del silbato nació principalmente en las universidades con el fin de evitar las agresiones a estudiantes dentro del Campus.
Uno de los principales fundamentos de esta iniciativa es el eliminar la secrecía o anonimato de este tipo de situaciones dando una herramienta para hacerlas de conocimiento de las personas de alrededor. La crítica generalizada a los silbatos viene del concepto de "victim blaming" que establece que la responsabilidad del abuso viene de la falta de cuidado o pericia de la víctima; esto se considera como una las herramientas de prevención para las víctimas.
Las críticas principales al uso del silbato vienen del argumento de que "no genera una solución al problema de fondo, que es una cultura de abuso contra las mujeres". Esta medida se preocupa solamente por "los ataques individuales a las mujeres mediante una solución de corto plazo de prevención".