Miles de maestros mexicanos que se encuentran instalados desde hace semanas en el céntrico Zócalo capitalino para protestar contra la recién promulgada reforma educativa estudian desalojar la plaza para que los mexicanos puedan disfrutar el domingo del tradicional Grito de Independencia a cargo del presidente.
"Acabamos de iniciar una asamblea donde se va a definir el rumbo a seguir y ver cuál es la mejor decisión poniendo todo sobre la mesa", dijo José Antonio Altamirano, uno de los voceros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), una fracción disidente del Sindicato Nacional de maestros que ha encabezado las protestas.
De su lado, el líder de la sección IX de la CNTE, Francisco Bravo, manifestó a la emisora local Radio Fórmula que, aunque la decisión aún no se ha tomado, muchos maestros comparten que no les "interesa interferir en un acto que es del pueblo, que es de la gente".
"No hay razones", señaló Bravo aludiendo a la multitudinaria celebración del 15 de septiembre, cuando el presidente mexicano da el tradicional Grito de Independencia desde el balcón del Palacio Nacional que da al Zócalo terminando con un "Viva México!" y un repique de campanas.
Previo a la asamblea de esta noche, una comitiva de los docentes se reunió este jueves con el secretario (ministro) de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, luego de marchar por el centro de la Ciudad de México cortando varias vías neurálgicas, como lo ha venido haciendo el colectivo las últimas semanas.
"No hubo avances en la reunión", afirmó Altamirano al explicar que los maestros han solicitado al ministro una reunión con el presidente, Enrique Peña Nieto, e insistieron en solicitar la derogación de dos artículos constitucionales que se modificaron por la reforma.
La reforma educativa fue la primera gran medida de Peña Nieto (2012-2018), aprobada por la inédita alianza de los tres principales partidos para impulsar reformas estructurales, y que pretende mejorar la calidad del criticado sistema educativo mexicano a través, entre otros aspectos, de una evaluación periódica a los profesores que puede condicionar su permanencia en el cargo, ascensos e incrementos salariales.
Los maestros de la CNTE, muchos procedentes de las zonas más pobres del país, se oponen a ser evaluados porque creen que el objetivo de la medida es abrir la puerta a los despidos arbitrarios.