Del otro lado del espejo

La vida tiene la gracia de ponerlo todo en perspectiva, no hace mucho tome a mi cargo un proyecto que me convirtió

en uno de estos personajes típicos de “La región más transparente del aire” de mi adorado Carlos Fuentes, uno de esos personajes que tiene una realidad y vive otra muy diferente, el que contrasta ese México realista y mágico de barrios, de  oportunismos, necesidades y de bailes, con el México acomodado, educado y acartonado, donde el lado más bravo y violento de la ciudad,  resulta ser también un lugar acogedor, familiar y al final la mejor de las escuelas.

Mi vida pequeñita, por más vueltas que le quiera dar al mundo, empezó realmente a crecer de realidades cotidianas que veía, pero ignoraba, de esas realidades que del otro lado del espejo eran tan evidentes pero que como solo veía el reflejo de mi entorno no entendía.

¿Qué podía tener yo en común con trabajadoras sexuales trans, con activistas LGBT, con una luchadora transexual, con los comerciantes del espacio público, la líderesa de la diversidad, o las gardenias de Tepito? Además de la altura claro, que de alguna forma me mimetiza en su ambiente, posiblemente nada, pero hoy entiendo que mucho.

Mientras a mí me vestían de princesa y me presumían mis abuelas por que era su muñeca, a mis amigas Trans las golpeaban de niñas por usar los vestidos de sus madres y sus hermanas, las querían hacer machitos a madrazos, las mandaban a hacerse hombrecitos en las calles, cuando ellas sabían que no se identificaban con su género, que eran diferentes a los otros niños. Casi a todas las corrieron de sus hogares, a muchas las violaron, las obligaron a prostituirse de tanto discriminarlas y negarles un trabajo diferente, y aun así, no las dejaron ser, las persiguieron o definitivamente las negaron.

La mayoría de ellas tuvo que pasar por largos y dolorosos procesos de operaciones, hormonas y demás tratamientos, soportando críticas terribles, ataques físicos, mas golpes, mas dolor y una sarta de gente de doble moral que por un lado las ataca por que según ellos atentan contra la moral y por el otro las contrata para que cumplan sus fantasías inconfesables, cuanto puritano de golpe de pecho se acostó con ellas? Solo Dios sabe.

En un principio, entre en su mundo como cronista de una gran mujer a la que propuse contar su historia en cortos y no entendía bien a bien todo aquello que me envolvía, reuniones inmensas de mujeres trans que llegaban a hablar de sus vidas libremente micrófono en mano y a exigirle a algún candidato político que trabaje por terminar con el maltrato y la discriminación, que confesaban sin pudor alguno ser trabajadoras sexuales por que no tenían opciones y que pedían ayuda para las pocas que sobreviven después de los 50 años de unas vidas que para mí resultaban aterradoras.

Conocí mujeres trabajadoras del espacio público, que se levantan a las 3 de la mañana para hacer sus salsas, preparar los alimentos que venden en las calles desde las 6 de la mañana hasta las 12 en un lugar del centro y que después desmontan completamente y cargan con todo para irse a poner nuevamente en otro sitio hasta las 8 de la noche, dejando a sus hijos con familiares o en guarderías, sin apoyos, servicios médicos, sin identidad, ni derechos; a las que vemos para abajo y declaramos “ambulantes” porque afean nuestras calles, cuando no les dimos ni educación, ni opciones para salir formalmente adelante, cuando ellas se matan literalmente trabajando para sacar adelante hijos en muchos casos hasta universitarios, vendiendo quesadillas de 10 pesos.

Hoy me siento orgullosa de poder dar a conocer sus historias.

No saben el pavor que me daba moverme en Tepito, en la Guerrero, hasta en el centro histórico y eso que en algún momento quise ser delegada de nuestra ahora Alcaldía y ya conocía sus colonias y sus barrios, pero no como las conozco hoy, porque es diferente entrar vestida de miedo, que abrazada de Wendy, de la Matrioska, de la Maravilla o de Manuelita bailando detrás de Diana su líder nata.

Me han enseñado a disfrutar los pequeños momentos, a abrazar de corazón y a trabajar con causa, he sido testigo de mítines, movilizaciones, reuniones políticas, de iniciativas de ley, de triunfos y de fracasos.

Hoy sin problema me como unos tacos con ellas en un puesto del centro, me trepo a un ring de lucha, me disfrazo de brigadista cuidándole las espaldas y la imagen a mi amiga que sin duda va a ser diputada, desfilo con ellas en la marcha de la visibilidad trans con mi corona puesta sin importarme que piensen que soy una de ellas, por que aunque soy mujer, publirrelacionista, asesora política, productora de cortos y esposa fifí…quiero ser tan valiente, libre y decidida como ellas a ser yo misma y a disfrutar de la vida.

De mi lado del espejo las siguen criticando, las atacan incesantemente, solo que ahora estoy yo allí, lo suficientemente sensibilizada para defenderlas, para gritarle a la gente a la cara que no juzgue lo que no conoce, que tienen tanto o mas derecho que yo de ser mujeres, de buscar el sustento de sus familias, o de ser lo que les de la gana, porque les ha costado mucho más trabajo que a mujeres como yo y por qué merecen el respeto, la empatía y la tolerancia que mucha gente de nuestro México aún no tiene.

Alejandra Del Río

@alejandra05

@aledelrio1111

Presidenta de PR Lab México, Catarte y Art Now México, ha escrito columnas sobre política, arte y sociales en muchos de los medios más reconocidos del país, particularmente en el Heraldo de México, El Punto Crítico y en el Digitallpost. Ha participado en numerosos proyectos de radio a lo largo de 20 años, hoy además dirige el podcast Fifty and Fabulous en Spotify.