DR. MARCELO EBRARD
SECRETARIO DE RELACIONES EXTERIORES:
"Si la patria diera abrigo y sustento (…) nadie la abandonaría para ir a mendigar a otro país"
Librado Rivera
Esperaba más de la VI Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la CELAC 2021. Pensé que, por una vez, los líderes latinoamericanos más conspicuos dejarían de lado el choro mareador. Mire, Marcelo, se necesita tener cara dura para que Nicolás Maduro y Miguel Díaz Canel, presidentes de Venezuela y Cuba, respectivamente, hayan firmado la Declaración de la Ciudad de México, en cuyos primeros puntos hacen promesas de amor a la democracia, la libertad y los derechos humanos.
De esos países, cada vez llegan más migrantes a nuestro país con rumbo a EUA, pero parece no preocuparles porque el tema migratorio fue el 31 de los 44 incluidos en la Declaración.
En el documento, los países firmantes se comprometen a “proteger los derechos humanos de las personas migrantes, promover esfuerzos regionales integrales para fortalecer la gobernanza migratoria efectiva, bajo los principios de una migración responsable, segura, ordenada y regular, trabajando por erradicar las causas de la migración irregular.” Es decir, tanto los países expulsores como México adquieren compromidos.
La migración hacia EUA, pasando por México, data de 1990, aunque en los últimos años las caravanas han adquirido notoriedad. Se trata de una migración forzada debida principalmente a la violencia en los países expulsores, las catástrofes medioambientales que lesionan los medios de producción y la pauperización del nivel de vida de su población (Ramírez, 2019. UNAM).
Estamos hablando de gente a quienes se les ha quitado un derecho principalísimo: su derecho a elegir sus vidas.
El documento menciona “la gobernanza migratoria”. Muy bien, eso iría de acuerdo con las leyes migratorias mexicanas, si se cumplieran, ya que los migrantes son tratados como criminales y sufren una vejación tras otra en nuestro territorio.
Primero, es poca la posibilidad de obtener asilo temporal en México pues el Instituto Nacional de Migración y la Comisión para Atención a Refugiados están rebasados humana y presupuestalmente. De las condiciones de los refugios mejor ni hablemos.
Tampoco hay garantías para la integridad de los migrantes, pues quedan a merced de los abusos de los agentes del INM (40 por ciento de las ofensas), lo mismo que de la extorsión, abuso sexual, trata y robo por parte del crimen organizado (45 por ciento de las ofensas), según datos de la Red de Documentación de las Organizaciones Defensoras de Migrantes.
Con miras a llegar a EUA, los migrantes pueden permanecer en nuestro país por meses y hasta años. “Se asientan en México como una estrategia de supervivencia,” afirma el sociólogo Hugo César Moreno. “Viven en una condición de tránsito permanente e incertidumbre.” Según su investigación en campo, de los solicitantes de asilo 50 por ciento desiste, 30 por ciento acude a la primera cita y solo 20 por ciento llega al final del juicio en EUA. De esos pocos, ¿cuántos obtendrán el anhelado refugio?
Aquí es donde el problema se pone peor para México. Los migrantes no tienen a dónde, ni a qué regresar, por lo que permanecerán en nuestro país en malas condiciones; difícilmente conseguirán un empleo y no accederán servicios de salud o educación. Esto lleva a plantear la pregunta de si México está está en condiciones de ofrecerles alternativas de regularización a su estancia en nuestro país. Difícil cuestión porque a estas alturas hablamos de cientos de miles de personas.
Aun suponiendo que mañana mismo EUA soltara un montón de dólares en apoyo a países expulsores de población, Marcelo, falta que los gobernantes de dichas naciones tengan programas efectivos para retener a su gente.
Falta que les brinden seguridad. Falta que les den esperanza.
Investigación: Upa Ruiz This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
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