La Cumbre de las (pocas) Américas

MARCELO EBRARD, SECRETARIO DE RELACIONES EXTERIORES:

"La mejor prueba del progreso de la civilización, es el progreso de la cooperación": Oscar Wilde

La ausencia de Andrés Manuel López Obrador en la Cumbre de las Américas es vista como “un golpe a los esfuerzos de EUA por congregar a los gobiernos latinoamericanos para trabajar conjuntamente en torno a la creciente migración en el hemisferio”, indica The Washington Post en su edición digital de ayer.                        

Esta edición del evento fue acordada en 2019, cuando Donald Trump todavía era presidente, por quien AMLO sigue mostrado su simpatía. En cambio, ha mantenido una actitud confrontativa con Biden, empezando por la reforma eléctrica que, a pesar de no haber sido aprobada, está dañando a los inversionistas gringos.

Siguiendo la voz cantante del presidente mexicano, tampoco asistieron al evento los mandatarios de Guatemala, Honduras y El Salvador, siendo que estas naciones son las principales expulsoras de migrantes hacia nuestro vecino del norte.

La ausencia de López Obrador tiene múltiples lecturas y todavía no conocemos las consecuencias.

Por un lado, en aquel país se pone en duda la fuerza del presidente Joe Biden para restaurar el liderazgo estadounidense en la región. Mal asunto para un mandatario que tiene las elecciones intermedias a la vuelta de la esquina.

Los opinadores en EUA se hacen cruces con la actitud de AMLO. No entienden que don Andrés es lo que ellos llaman “loose cannon”. Nosotros sí sabemos que se define por el conflicto, que sus posiciones suelen ser irreductibles y que en su cerebro prevalece un andamiaje de los años 70. Así que ve el papel de los Estados Unidos como la potencia con pretensiones de controlar los destinos de Latinoamérica.

En su esquema mental, López Obrador tal vez vea como una victoria que el gobierno estadounidense haya hecho esfuerzos de última hora para suavizar un poco las relaciones con Cuba y Venezuela, a sabiendas de que más no podían hacer y no fue suficiente para convencerlo.

Pero hay algo más. Biden ofreció una ayuda de cuatro mil millones de dólares para atacar las causas de la migración centroamericana, misma  que no ha sido aprobada por el Senado y no parece que pronto lo sea, mientras todos los ojos (y los dineros) estén puestos en Ucrania.

Del lado de EUA hay temas no bien resueltos alrededor de la Cumbre. Al parecer está algo desorganizada, pues a  principios de mayo no había una agenda definida. Luego las cosas se enredaron por la intención de invitar a Juan Guaidó, a quien EUA reconoce como Jefe de Estado de Venezuela. Para rematar, sí giró invitación al gobierno de España.

En medio de tales entuertos, el senador demócrata Robert Menéndez, afirmó que López Obrador “decidió tomar el lado de los dictadores y déspotas en vez de representar los intereses de los mexicanos en la Cumbre donde están sus socios”. AMLO respondió con cajas destempladas

En círculos estadounidenses sí recibieron el mensaje lopezobradorista, aunque lo lean de manera distinta.

“Los gobiernos latinoamericanos desean mostrar a Washington que ya no ocupa la cabecera de la mesa y que esta Cumbre es de iguales, donde el Tío Sam no decide unilateralmente la lista de invitados,” concluye Brian Winter, editor de Americas Quarterly.

En contrapartida, RyanBerg, académico del Centro de Estudios Estratégicos Internacionales, opina: “Estamos muy cerca de que Latinoamérica pase de ser un activo, a un riesgo.”

Más pronto que tarde veremos cuál de estas dos visiones predominará en EUA.

Mi impresión es que aunque la Cumbre no sea el evento de la década, sí creo que este desaire se suma a los muchos desencuentros que AMLO ha mantenido con la administración Biden.

Yo creo que “ya le llenamos el buche de piedritas”.

A ver cómo nos va.

Leopoldo Mendívil

Investigación: Upa Ruiz This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.

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