RAFAEL PACCHIANO, SEMARNAT:
"Las guerras del siglo XXI no serán por el petróleo, sino por el agua": Banco Mundial
En su edición de ayer, el periódico digital Eje Central publicó un excelente y alarmante reportaje titulado Arde Europa, sobre la emergencia climática que vive ese continente.
Van algunos datos:
En Inglaterra, con 43 grados en su capital, se derriten las pistas de aterrizaje y los trenes reducen su velocidad por el calentamiento de las vías. En España, los incendios forestales ya devastaron 70 mil hectáreas; más o menos lo mismo ocurre en Portugal y Francia, debido a la prolongada sequía. Mil personas han fallecido por golpes de calor.
Los científicos europeos afirman que estas olas de calor, combinadas con sequías por falta de lluvia, son cada vez más frecuentes debido al cambio climático, que no ha recibido la atención necesaria de los gobiernos respectivos.
Los científicos europeos se quejan de sus autoridades y eso que allá se toman un poco más en serio el cambio climático. Me pregunto, doctor, qué pensarían de nuestro presidente, quien con tal de tener su Tren Maya, no le importa violar la ley y devastar el segundo pulmón de América Latina.
Don Andrés Manuel solo cree en las “soluciones” tan rápidas como ineficientes. No se ve por ningún lado cómo el proyecto del Tren Maya va a abordar los ríos subterráneos de la Península Yucateca; me refiero a los mil 650 kilómetros de galerías inundadas y los cenotes que le acompañan. ¿También está dispuesto el gobierno federal a que se pierdan?
AMLO piensa que si se talan cientos de miles de árboles, con que se planten otros tantos ahí cerquita, pues ya estuvo. Usted sabe que no es así. El árbol tal vez sea lo más visible de un ecosistema, pero junto con él se devasta el hábitat de sus mamíferos, sus reptiles y sus aves, insectos de todo tipo, plantas menores, etc., así como el equilibrio hídrico. La rehabilitación de ese hábitat puede tardar cientos de años en recuperarse, si es que alguna vez se logra.
Lo cierto es que la construcción del Tren Maya tiene una lógica de desarrollo económico y social cortoplacista, como en los años 60, cuando poco o nada se consideraban los impactos de estas decisiones en el medio ambiente.
Pero la Naturaleza no perdona, doctor Pacchiano y al cabo del tiempo nos la cobra.
Según la estimación de la Tasa de Deforestación Bruta 2001-2018, de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), la tasa anual de deforestación en México es de 166 mil hectáreas al año, ¡una de las más altas del mundo!
Ya en 2018, la Península de Yucatán estaba en serios riesgos por la deforestación realizada para dar paso a la actividad porcícola; solo le digo que la mitad de las granjas se ubica en regiones a monitorear para la conservación de la biodiversidad.
La deforestación no solo afecta a las especies animales y vegetales; también implica una drástica disminución en el suministro de agua a escala local y nacional.
La escasez de agua tiene dos impactos muy serios. Por un lado, al no haber árboles, el CO2 permanece en el aire, siendo el principal causante del cambio climático. Por el otro, la escasez del vital líquido provoca conflictos sociales y económicos de distintas dimensiones.
Vea nada más, doctor, hace tres días, habitantes Allende, Nuevo León, incendiaron la tubería a través de la cual los servicios de agua de Monterrey pretendían construir una conexión en el río Ramos para abastecer de agua a la capital neoleonesa. En unos años, eso podremos ver en la ruta del Tren Maya…
En fin, que para continuar su construcción, a pesar de los amparos, el gobierno federal determinó que era un asunto de seguridad nacional. ¡Vaya paradoja..!
Seguridad nacional no es construir un tren mal planeado, con costos opacos y de dudosa rentabilidad.
¡Seguridad nacional es, por ejemplo, contar con agua para sobrevivir..!
Colaboró: Upa Ruiz This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
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