COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS:
"Más que la civilización, la justicia es la necesidad del pueblo": Pietro Coletta
Cada vez que se da a conocer información sobre la investigación de Ayotzinapa, me surgen más dudas que respuestas,” escribí en este espacio hace nueve meses y lo hoy lo refrendo.
Bajo el título de “Evidencia inválida en el explosivo reporte sobre los 43 estudiantes desaparecidos” (26/10/22), The New York Times (NYT) publicó un reportaje sobre Ayotzinapa, incluyendo una entrevista con Alejandro Encinas, presidente de la Comisión de la Verdad con Justicia (CoVAJ). En uno de sus párrafos, el reportaje cita a Encinas, quien habría dicho a los periodistas:
“Hay un porcentaje importante (de las pruebas) que es inválido’.” Más adelante, el reportaje dice:
“Tal reconocimiento (por parte de Encinas) da cuenta de cómo la prisa del gobierno por dar respuestas llevó a una serie de pasos en falso: una comisión de la verdad que confió en evidencia insustancial y una investigación criminal que entorpeció el enjuiciamiento de sospechosos clave.”
Como diría el inquilino de Palacio, “eso calienta…”, la reacción no tardó en llegar. Don Alejandro estuvo ayer mismo en la mañanera, arropado por el presidente.
Reitero, me dejaron nuevas dudas; así que vayamos de menos a más.
Dudo mucho que los periodistas del NYT hayan tergiversado la declaración de Encinas, pues tienen fama de puntillosos. Claro, eso no fue óbice para que el presidente López Obrador acusara al diario neoyorquino de estar “ayudando a torturadores, apoyando y protegiendo a quienes toleraron crímenes de Estado. ¿Qué periodismo es ese? ¿Dónde está la justicia...?”
Como sea, el propio Encinas aclaró (¿?) en la mañanera que “de 154 eventos identificados (evidencias), 99 tienen claras coincidencias con otros indicadores y fuentes de información, 55 de estos eventos no coinciden con otras fuentes hasta este momento.”
Resulta que, de las ahora famosas conversaciones vía WhatsApp, algunas están en duda porque no fueron verificadas, ni compartidas con el GIEI antes ser incluidas en el informe rendido el 18 de agosto pasado. Incluso, miembros del Grupo encontraron disonancias en la redacción y ortografía empleadas, así como sus fechas de ocurrencia.
Una consecuencia desfavorable para la CoVAJ es que lo publicado en el NYT y la falta de verificación de los chateos, abren un área de oportunidad a la defensa de los militares ya detenidos, en particular la del general José Rodríguez Pérez, acusado de la autoría intelectual del asesinato de seis de los normalistas.
Sin menoscabo de la trascendencia de lo descrito en párrafos anteriores, resulta gravísimo que el presidente siembre más incertidumbre. Ayer y en defensa del número de órdenes de aprehensión giradas contra las originalmente preparadas, afirmó que “le agregaron a más responsables, pensando que con eso pues ya no íbamos a poder tomar la decisión (de hacerlas cumplir), porque si en vez de seis militares eran 20, pues ya no íbamos a poder actuar.”
No cuadra el argumento; qué mejor que presentar un montón de órdenes de aprehensión a la SEDENA, para finalmente quedar en pocas y así apaciguar a los militares. Para mí que el Ejército se topó con el número de detenidos al mínimo.
En otra acusación temeraria, el presidente afirmó que se trató “de dinamitar la investigación”, señalando a oscuros intereses dentro de la FGR; “tan es así,” agregó, “que han asesinado a muchos testigos o personas vinculadas con este caso.” Es cierto, varios personajes relacionados han muerto en extrañas circunstancias; pero nada se sabe de los asesinos y eso solo añade incertidumbre.
El caso Ayotzinapa nos deja un mal sabor de boca. Ni con todo el apoyo presidencial a la fiscalía especial y a la CoVAJ se ha cumplido con la procuración de justicia.
Instituciones y organismos que no cooperan -¿no confían..?- entre sí, sabotajes internos, evidencias no verificadas, distintas estrategias legales para con los sospechosos, declaraciones ingenuas, militares enojados, filtraciones… ¿Qué podía salir bien de esta mezcolanza?
La “verdadera verdad” no dio mejor resultado que la “verdad histórica”.
Tal vez la tercera sea la vencida…
Bajo el título de “Evidencia inválida en el explosivo reporte sobre los 43 estudiantes desaparecidos” (26/10/22), The New York Times (NYT) publicó un reportaje sobre Ayotzinapa, incluyendo una entrevista con Alejandro Encinas, presidente de la Comisión de la Verdad con Justicia (CoVAJ). En uno de sus párrafos, el reportaje cita a Encinas, quien habría dicho a los periodistas:
“Hay un porcentaje importante (de las pruebas) que es inválido’.” Más adelante, el reportaje dice:
“Tal reconocimiento (por parte de Encinas) da cuenta de cómo la prisa del gobierno por dar respuestas llevó a una serie de pasos en falso: una comisión de la verdad que confió en evidencia insustancial y una investigación criminal que entorpeció el enjuiciamiento de sospechosos clave.”
Como diría el inquilino de Palacio, “eso calienta…”, la reacción no tardó en llegar. Don Alejandro estuvo ayer mismo en la mañanera, arropado por el presidente.
Reitero, me dejaron nuevas dudas; así que vayamos de menos a más.
Dudo mucho que los periodistas del NYT hayan tergiversado la declaración de Encinas, pues tienen fama de puntillosos. Claro, eso no fue óbice para que el presidente López Obrador acusara al diario neoyorquino de estar “ayudando a torturadores, apoyando y protegiendo a quienes toleraron crímenes de Estado. ¿Qué periodismo es ese? ¿Dónde está la justicia..?”
Como sea, el propio Encinas aclaró (¿?) en la mañanera que “de 154 eventos identificados (evidencias), 99 tienen claras coincidencias con otros indicadores y fuentes de información, 55 de estos eventos no coinciden con otras fuentes hasta este momento.”
Resulta que de las ahora famosas conversaciones vía WhatsApp, algunas están en duda porque no fueron verificadas, ni compartidas con el GIEI antes ser incluidas en el informe rendido el 18 de agosto pasado. Incluso, miembros del Grupo encontraron disonancias en la redacción y ortografía empleadas, así como sus fechas de ocurrencia.
Una consecuencia desfavorable para la CoVAJ es que lo publicado en el NYT y la falta de verificación de los chateos, abren un área de oportunidad a la defensa de los militares ya detenidos, en particular la del general José Rodríguez Pérez, acusado de la autoría intelectual del asesinato de seis de los normalistas.
Sin menoscabo de la trascendencia de lo descrito en párrafos anteriores, resulta gravísimo que el presidente siembre más incertidumbre. Ayer y en defensa del número de órdenes de aprehensión giradas contra las originalmente preparadas, afirmó que “le agregaron a más responsables, pensando que con eso pues ya no íbamos a poder tomar la decisión (de hacerlas cumplir), porque si en vez de seis militares eran 20, pues ya no íbamos a poder actuar.”
No cuadra el argumento; qué mejor que presentar un montón de órdenes de aprehensión a la SEDENA, para finalmente quedar en pocas y así apaciguar a los militares. Para mí que el Ejército se topó con el número de detenidos al mínimo.
En otra acusación temeraria, el presidente afirmó que se trató “de dinamitar la investigación”, señalando a oscuros intereses dentro de la FGR; “tan es así,” agregó, “que han asesinado a muchos testigos o personas vinculadas con este caso.” Es cierto, varios personajes relacionados han muerto en extrañas circunstancias; pero nada se sabe de los asesinos y eso solo añade incertidumbre.
El caso Ayotzinapa nos deja un mal sabor de boca. Ni con todo el apoyo presidencial a la fiscalía especial y a la CoVAJ se ha cumplido con la procuración de justicia.
Instituciones y organismos que no cooperan -¿no confían..?- entre sí, sabotajes internos, evidencias no verificadas, distintas estrategias legales para con los sospechosos, declaraciones ingenuas, militares enojados, filtraciones… ¿Qué podía salir bien de esta mezcolanza?
La “verdadera verdad” no dio mejor resultado que la “verdad histórica”.
Tal vez la tercera sea la vencida…
Leopoldo Mendívil
Colaboró: Upa Ruiz This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
Correo: LmendíThis email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
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