MARCELO EBRARD, SECRETARIO DE RELACIONES EXTERIORES
"Lo que las leyes no prohíben, lo prohíbe la honestidad": Séneca
Hace tres días comenté en este espacio sobre un extenso reportaje en el que, con lujo de detalles, el periódico The New York Times (NYT) narra el caso del general Salvador Cienfuegos, detenido en Estados Unidos acusado de haber dado protección al cártel de “Los H”, a cambio de jugosos sobornos.
Pues bien, unos días después, The Washington Post (TWP) publicó el reportaje “Lo llamaban ‘El Águila’. Como los EUA perdieron a un aliado clave en México mientras despegaba el fentanilo”, de la autoría de Mary Beth Sheridan y Nick Miroff.
Dos cosas me llamaron la atención. La primera, que en la pieza periodística del NYT toda la información busca convencer al lector sobre la culpabilidad del militar mexicano. En cambio, el reportaje de TWP elogia y reconoce la integridad y el actuar decisivo del almirante Marco Antonio Ortega Siu, famoso en un momento dado por haber logrado la detención de Joaquín “el chapo” Guzmán.
Lo describen como un hombre de una pieza y extraordinaria efectividad, cuyo nombre clave era “El Águila”. En muy pocas ocasiones los éxitos de Ortega le fueron adjudicados públicamente, pues después de un exitoso operativo en 2009 en el que Ortega y su equipo abaten a Arturo Beltrán Leyva, los narcos tomaron venganza matando a sus familiares. Desde entonces y hasta 2018, “El Águila” y su equipo trabajaron con la mayor discreción, anotándose un éxito tras otro en colaboración con la DEA.
Ejemplo de lo anterior es que el almirante Ortega logró la localización de un laboratorio clandestino y el decomiso de 50 toneladas de precursores y fentanilo; dicho laboratorio se ubicaba muy cerca de Culiacán, Sinaloa, y aparentemente pertenecía a “los Chapitos”, la estirpe de Guzmán Loera.
El segundo aspecto que llama la atención es la queja que uno lee entre líneas sobre el cambio en la política de la lucha contra las drogas. Señalan, por ejemplo, que con la llegada de Andrés Manuel López Obrador, el gobierno rechazó la Iniciativa Mérida y con ella un apoyo de tres mil millones de dólares. Y con la suspensión de la iniciativa, se detuvieron los operativos de “El Águila”.
Desde entonces, el tráfico de fentanilo se ha ido al cielo. En 2018, las autoridades estadounidenses decomisaron dos mil 500 kilos de esta droga proveniente de México; para este año llevan 26 mil kilos y casi 100 mil muertes por sobredosis.
Del lado mexicano se argumenta que la anterior estrategia falló en los dos objetivos principales: reducir la violencia en México y disminuir el tráfico entre los países, por lo que ahora se pone énfasis en combatir las adicciones y la introducción de armamento desde EUA hacia México. Pero no deja de sorprenderles que tal argumentación se diera hasta 2021, tres años después de haberse iniciado esta administración.
Desde la óptica estadounidense, tres aspectos les resultan difíciles de comprender:
Primero, que nuestro actual gobierno haya rechazado equipo de alta tecnología para la detección de drogas en fronteras terrestres y puertos. La excusa de nuestro gobierno es que este equipo, entregado en donación, implica altos costos de entrenamiento y mantenimiento.
Segundo, que aun cuando se realizan decomisos o se allanan laboratorios clandestinos, hay escasísimos arrestos. Anteriormente -en la época de “El Águila”- los narcos eran abatidos; en la actualidad simplemente desaparecen o son de poca monta los delincuentes.
Tercero, que no hay manera de que nuestro sistema de justicia funcione, pues solo un cinco por ciento de los casos son judicializados. La impunidad no ayuda.
El espacio se me acaba como para comentar otros detalles de este interesantísimo reportaje basado en documentos oficiales y 30 entrevistas a funcionarios y ex funcionarios en ambos lados de la frontera.
Y más interesante me resulta que los dos periódicos más importantes del país vecino se refieran al combate a las drogas durante una misma época, hasta llegar al presente, en la cual México queda muy mal parado.
Como no creo en las coincidencias, me pregunto quién es el destinatario del mensaje y para qué.
¿Usted, canciller, podría ilustrarnos al respecto?
Leopoldo Mendívil
Colaboró: Upa Ruiz This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
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