M. en C. Mario Delgado, Presidente de Morena:
"Impostura: farsa, simulación, fingimiento": Diccionario de la RAE
Leyendo “El liberalismo y sus desencantados”, de Francis Fukuyama, desde el primer párrafo vinieron a mi mente Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum.
Como el presidente reiteradamente se ha autoproclamado liberal, y como sus fieles seguidores han hecho suyo el cartabón de pensar y actuar presidencial, me permito comentar el texto del afamado politólogo.
“Las sociedades liberales dan el derecho de autonomía a las personas”, dice Fukuyama, “esto es, la capacidad de tomar decisiones relacionadas con la expresión, la asociación, las creencias y la vida política”.
Me pregunto cuántas veces los intelectuales, analistas, periodistas y medios de comunicación han sido atacados por discrepar de los puntos de vista de don Andrés y la 4T. A las organizaciones de la sociedad civil les ha ido igual, pues siempre les atribuyen los más oscuros intereses, cuando no que son manipuladas por perversos oligarcas.
“Las sociedades liberales incorporan los derechos a los individuos al Derecho formal. (…Éste) es un sistema de normas de cómo se deben de resolver los conflictos y las decisiones colectivas.” Mire, don Mario, han sido varias las controversias constitucionales presentadas en contra de las iniciativas presidenciales, simple y llanamente porque vulneraban ciertamente los derechos de otros, desde los de ciudadanos comunes hasta los empresarios.
Vayan como ejemplo el Plan C para desaparecer nuestro sistema electoral y las inversiones privadas hechas en la industria eléctrica. Ahora estamos por ver otro capítulo con los fondos de pensiones, decisión tomada sin sustento técnico y de muy dudoso beneficio real para los trabajadores.
El caso es que cada vez que un grupo o partido recurra a la ley para presentar sus alegatos en contra de las iniciativas lopezobradoristas, de inmediato los morenistas coreanos que son una minoría rapaz que sólo quieren mantener sus privilegios. ¿Los derechos de los otros son privilegios” ¿De qué otra manera quieren los morenistas que alguien –llámense grupo social, empresarios o partido político- planteen sus discrepancias?
En el fondo, lo que pasa es que los cuatroteistas no aceptan que las decisiones sean colectivas; para ellos, las únicas válidas son las del presidente. Ahí está el Tren Maya que devastó zonas protegidas, la reducción de los presupuestos en salud y educación, la falta de rendición de cuentas, la cancelación de la efectividad de los programas sociales, la incorporación de los militares a tareas que no les corresponden, la cancalación del NAIM que hemos de seguir pagando, la fallida estrategia de seguridad… No es de extrañar que al gabinete actual se le haya pedido 90 por ciento de lealtad y 10 por ciento de capacidad… Y así nos ha ido. ¿De llegar a la Presidencia Claudia Sheinbaum será igual?
Continúo con el párrafo arriba citado: “El sistema de normas está encarnado en un conjunto de instituciones legales que funcionan de manera semiautónoma del resto del sistema político, de modo que no pueda ser abusado por los políticos”. Nada más hay que ver las agresiones al Poder Judicial cuando ha dado entrada a las controversias constitucionales y resueltas en contra de la 4T. También recordamos los atropellos inflingidos al INE, INAI, COFECE y otros órganos, justamente por ser autónomos.
Lo anterior se enlaza con otro párrafo del libro, en cual Fukuyama asevera que “las sociedades liberales restringen los poderes del Ejecutivo, aun cuando éste haya sido legitimado mediante elecciones”. El voto, don Mario, no es un cheque en blanco para llevar al país por donde le venga en gana a éste o cualquier otro presidente.
Nadie pidió a los morenistas desparecer de machetazo dependencias que más o menos funcionaban para sustituirlas con otras que dan tumbos, como el IMSS Bienestar. Tampoco desbaratar los fideicomisos, ni los apoyos a las mujeres, los científicos, los niños (con las guarderías, escuelas de tiempo completo y las vacunas), los universitarios y un largo etcétera. Lo hicieron porque pudieron, sin aceptar que las decisiones de tanto impacto deben ser colectivas.
Porque hay otro elemento que la 4T no asume: que el liberalismo “es meliorista, porque cree en la corregibilidad y las posiblidades de mejoramiento de cualquier institución social y acuerdo político”. Para la 4T, la corregibilidad es el machetazo a las instituciones para volver a empezar de cero; lo que opinan los demás vale gorro.
El liberalismo es, antetodo nos dice Fukuyama, “una solución institucional al problema de gobernar la diversidad y gestionar pacíficamente las sociedades plurales”. Nada más lejano del México actual, hundido en una gran polarización que nos hace extraños, cuando no enemigos, a unos mexicanos frente a otros.
Por eso le pregunto, don Mario: ¿quiénes son los verdaderos conservadores?
PD Por el horario de cierre de edición, hasta mañana podré comentar con usted mis impresiones sobre el debate presidencial.
Colaboró: Upa Ruiz This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
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