El histórico capitán del Roma Francesco Totti, que disputó este domingo el último partido de su vida con el club capitalino, admitió que en este momento tiene "miedo" y pidió a sus aficionados que le "apoyen" en el difícil período que le espera.
Totti, de 40 años, jugó el encuentro número 786 de una carrera de 25 años en la que marcó 307 goles, todos completamente dedicados al equipo de su ciudad, algo que le reconoció esta tarde su hinchada en el acto organizado al finalizar el partido.
"Tengo miedo, esta vez soy yo quien necesita de nuestro apoyo. El apoyo que siempre me han dado", declaró el jugador italiano, visiblemente emocionado, durante el evento de despedida.
"Me quedaría otros 25 años. Ser el capitán de este equipo ha sido un honor, mi corazón estará siempre con vosotros", agregó.
El capitán fue recibido antes del encuentro con miles de pancartas con el número 10 y con un mosaico en el que se leía "Totti es el Roma", que ocupaba gran parte del fondo sur del estadio Olímpico.
Tras empezar el encuentro desde el banquillo, Totti saltó al campo en el minuto 55 y contribuyó a la victoria de su equipo 3-2 contra el Génova, decidida en el 90 por el argentino Diego Perotti.
Al finalizar el partido, el "Pupone" (niño), tal y como es apodado en Roma, volvió al campo acompañado por su familia y recibió una camiseta número 10 de la mano del presidente del club, el estadounidense James Pallotta.
Cuando saltó al césped fue impactante ver la reacción de los otros dos capitanes del Roma, Daniele De Rossi y Alessandro Florenzi, ambos nacidos y crecidos en la capital italiana, a los que le costaba de manera evidente mirar a Totti en los ojos.
El capitán romanista no pudo contener las lágrimas y paseó durante más de 45 minutos por la pista olímpica que rodea el césped del estadio saludando a sus aficionados.
El último regalo de Totti a sus hinchas fue un balón firmado, en el que escribió "Te echaré de menos", que lanzó al fondo sur del Olímpico.
Finalmente, el símbolo del Roma caminó hasta el círculo del centro del campo, se quitó el brazalete de capitán y lo entregó a un niño de los equipos juveniles, con un gesto que invitó a sus aficionados a mirar hacia adelante.