A pesar de un palmarés 'corto' en Champions League, la Juventus quiere demostrar que tiene argumentos para llevarse el título y buscar su 'venganza de Ámsterdam' ante Real Madrid
Es una ‘vieja’ conocida, una que se fue por algún tiempo, pero que denosta el olvido y se aferra al recuerdo. La Juventus regresa a una Final de Champions League y lo hace para confirmar que en Italia las rayas blancas y negras son las que mandan: la novia de la Serie A, la enamorada del país de la bota.
Son solamente dos los títulos que tiene la Juventus en la UEFA Champions League, pero los bianconeri gozan de una reputación que incluso sobrepasa su palmarés europeo. La Vecchia Signora es un referente del futbol mundial: orquestador de los más grandes defensas en el país más “defensor” del planeta.
El conjunto de Turín, máximo ganador de la Serie A de Italia con 33 Scudettos (actualmente Hexacampeón), además de líder en trofeos de la Copa Italia con 12 (vigente Tricampeón) es indiscutiblemente el conjunto más exitoso dentro de las fronteras de su país; no obstante, la asignatura pendiente está en la de trascender a nivel internacional, donde incluso el AC Milan es referente con 7 “orejonas” o el Inter de Milán, con otras 3.
A pesar de la escasez de éxitos en la Champions League, la Juventus ha demostrado ser un gigante en el viejo continente, aunque llega a la Final de Cardiff con sed de revancha, principalmente por dos razones. La primera es, desde luego, la Final perdida en Berlín ante el Futbol Club Barcelona hace dos años. Los bianconeri perdieron la oportunidad de obtener su tercer trofeo de Champions League en la capital alemana y una parte de la frustración desapareció en la edición actual del máximo torneo de clubes cuando los turineses eliminaron a los “culés” en Cuartos de Final.
Otra razón para encender los ánimos albinegros es otra Final, aunque una mucho más de antaño: específicamente la de la temporada 1997-1998. Un gol de Predrag Mijatovic le dio el título al Real Madrid sobre la Juventus en Ámsterdam. Ahora, 19 años después, el plato puede estar ya lo suficientemente frío como para que la venganza duela en Chamartín.
La Juventus, que acabó la Serie A con una cosecha de 91 puntos, 4 más que la Roma, también está en un estado de gracia que invita a pensar en unas buenas posibilidades para adjudicarse por fin la Champions League. Son ya 12 los encuentros que lleva invicta en la presente competición; de hecho, la Vecchia Signora no ha perdido en la actual temporada europea.
Un argumento más a favor de la Juve: su defensa, tan sólida como los Pirineos y los Alpes juntos. Los bianconeri recién perdieron una racha de más de seis encuentros en Champions League sin recibir gol: fue el testamento del AS Mónaco, que murió en Semifinales no sin antes cortar esta racha que incluso el mismísimo Barcelona, con la llamada mejor delantera del mundo, fue incapaz de desafiar en 180 minutos.
Gran parte del éxito en la zona baja de la Juventus se debe a Gianluigi Buffon. Es el referente, es el “capitano” y, sin duda, el hombre clave de un equipo de por sí plagado de figuras monstruosas como Dani Alves, Paulo Dybala, Gonzalo Higuaín, Chiellini o Marchissio. Buffon es a la Juve lo que la Juve es a Buffon.
“Gigi”, quien vive el ocaso de una milenaria carrera, tiene todavía los arrestos para comandar a un conjunto indomable tanto en nombre como en plantilla. Buffon es el líder y, si bien los reflejos no son los mismos que tenía en aquel Mundial de Alemania 2006 cuando Italia levantó la Copa del Mundo, el liderazgo, el olfato de saberse colocar en las jugadas a balón parado, su intacto juego con los pies y su efectividad para acomodar a titanes en la zaga elevan a un buen guardameta al grado de leyenda indiscutible de todos los tiempos.
Pero si Buffon ejecuta las órdenes en la cancha, es Massimiliano Allegri quien las cocina y fragua desde la injusta posición a las afueras del rectángulo. Futbolista cumplidor, competitivo pero de bajo perfil, Allegri ha sabido devolver las alegrías a la Juventus en su todavía corta estancia en Turín.
Fue artífice de la última gran alegría que ha tenido el moribundo gigante AC Milan, al darle el título de la Serie A en 2011. En su primera temporada con la Juventus, logró desafiar al Barcelona en Berlín, aunque su estigma está justamente en perder ese memorable encuentro, la pizca de “Allegri” que le falta dar a Massimiliano a un equipo que en esta temporada ha jugado por nota y que llega a Cardiff con más argumentos para adjudicarse el título más codiciado de Europa.