Jürgen Klopp exhortó a los aficionados del Liverpool a celebrar "en total seguridad" durante el período actual, marcado por la crisis del COVID-19, después de que escenas caóticas de júbilo fueron vistas tras la consecución del título de la Premier League por parte de los Reds.
En la segunda noche de celebraciones, miles de aficionados del Liverpool se reunieron el viernes en el Pier Head, un barrio a orillas del río Mersey, tras la conquista del título por el club, campeón de Inglaterra por primera vez en 30 años.
La policía informó de violentos enfrentamientos y lanzamientos de proyectiles cuando las celebraciones continuaban en el centro de la ciudad hasta altas horas de la semana, sin observar las medidas de distancia para contener la propagación del coronavirus.
En una carta abierta publicada por un diario local, Klopp declaró que "no me gustan" las escenas que se desarrollaron en estas celebraciones.
"Soy un ser humano y la pasión de ustedes es también la mía, pero en este momento, lo más importante es que no tengamos este tipo de reuniones públicas", escribe Klopp.
"Se lo debemos a las personas más vulnerables de nuestra comunidad, a los trabajadores sanitarios que han dado tanto y a los que hemos aplaudido, así como a la policía y a las autoridades locales que nos ayudan, como club", añadió.
El técnico alemán exhortó a los aficionados a festejar en total seguridad en un marco privado.
"Si las cosas fueran diferentes, no me gustaría nada más que festejar juntos, de tener un desfile que sería todavía más grande que el que siguió a nuestra victoria en la Liga de Campeones el año pasado, para que podamos compartir este momento especial, pero simplemente no es posible", añade.
"Cuando llegue el momento, lo festejaremos. Aprovecharemos ese momento y pintaremos la ciudad de rojo. Pero por ahora, quédense en casa lo más posible", explica.
El sábado, en una declaración común con la policía local y el consejo municipal de Liverpool, el club también criticó a los aficionados que ignoraron las consignas de distancia, cuando las autoridades estimaron en al menos 10.000 euros (11.217 dólares) los daños materiales provocados por los aficionados.