Madrid, 09 de mayo de 2024 ::: Un doblete de Joselu en tres minutos mágicos, entre el 88 y el 91, resucitó al
Real Madrid de los imposibles con una nueva remontada para la historia, en el premio a un equipo irreductible que levanta cualquier tipo de situación en contra, al borde del k.o tras el gol de Davies, con una reacción bajo el liderazgo de Vinícius y los cambios de Carlo Ancelotti para buscar la decimoquinta en Wembley.
De Rodrygo ante el Manchester City en la última conquista de la ‘Champions’ a Joselu Mato frente al Bayern en otra semifinal para el recuerdo.
Nombres para la eternidad del rey de Europa. De un Real Madrid bendecido en la Liga de Campeones, que nunca se da por vencido y con el impulso del Santiago Bernabéu supera cualquier dificultad que se le presenta. Por extrema que sea.
La picardía de Carvajal y la firmeza de Neuer
En el templo donde el himno de la Liga de Campeones se canta con tanta potencia como el propio. Cuando el Bayern rozaba la reedición de la final alemana, once años después, ante el Borussia Dortmund, castigando al Real Madrid con su propia medicina.
Con Neuer inconmensurable hasta un error que cambió el rumbo y levantó de la lona a un equipo que lo da todo hasta el último segundo para derrotar por primera vez a Tuchel en el Bernabéu.
Un Real Madrid más intenso y determinante que en Múnich aceptó la propuesta que le planteó el técnico alemán, que se parapetó con tres centrales y líneas juntas.
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Evitó el riesgo que significa dejar correr al equipo de Ancelotti. Entregó el balón y, desde una buena defensa, esperó confiado en la transición. En la visión de Kane y la velocidad de sus extremos pegados a línea de cal. Carvajal, pletórico, frenó a Gnabry. Mendy sufrió a su espalda ante Sané.
Desde su buen posicionamiento buscó un partido largo el Bayern. Exigió al Real Madrid a apelar a una gran versión si quería disputar la final.
Consciente de que la pólvora alemana castigaría cualquier error, por pequeño que fuese, en un encuentro entre gigantes que se decidiría por los pequeños detalles que separan el éxito del intento. Ahí aparecen jugadores incansables. Los brasileños Rodrygo y Vinícius enfrentándose a gigantes.