Analizan retos del Mundial 2026: seguridad, migración y trata de personas

Ciudad de México, México, 12 de diciembre de 2025 ::: La Copa Mundial de Futbol 2026 requiere un trabajo

coordinado y conjunto desde municipios hasta naciones. Expertos de la UNAM coincidieron en que se deben reducir problemas como la trata de personas, el lavado de dinero y mejorar la seguridad de visitantes, residentes y migrantes.

 Al participar en el Quinto Congreso Internacional del Deporte y la Cultura Física, centrado en “Megaeventos deportivos: Copa Mundial 2026, alcances sociales, políticos y económicos”, que se realizó los días 4 y 5 de diciembre en el Centro de Exposiciones y Congresos de la UNAM, Erik del Ángel Landeros, Javier Ulises Oliva Posadas, Yadira Gálvez Salvador y Luis Daniel Martínez Ortega destacaron que en este proceso la comunicación eficiente entre los tres países es crucial.
Oliva Posadas, profesor e investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), señaló que la experiencia de coordinación de actividades del encuentro deportivo no tiene precedentes, por lo que temas como la seguridad y el flujo turístico en las sedes son todo un reto para las autoridades, que suman a sus problemas la creación de nuevos campos de entrenamiento para los cuales se requerirán múltiples capas de seguridad.
El académico añadió que a esto se suma una condición netamente humana: el aumento de la migración en un momento en el que el presidente de Estados Unidos es abiertamente antimexicano, pues desde enero Donald Trump marcó ejes de trabajo que han permitido el despliegue de 10 mil soldados en la frontera con nuestra nación.
Oliva Posadas reflexionó: “Los turistas que van a las sedes del campeonato son un elemento muy importante de negociaciones políticas paralelas; y ahora que son tres países, cuántos mexicanos irán a las sedes en EUA o Canadá. Los acuerdos que se lleguen a establecer para su seguridad serán esenciales en la proyección mundial del evento”.
A su vez, Gálvez Salvador, profesora e investigadora de FCPyS, resaltó que, en el caso de nuestro país, se ha desarrollado el Plan Kukulcán, que busca garantizar la protección durante el evento deportivo, coordinado por el Centro Nacional de Inteligencia, entidad encargada de articular el intercambio de información para ver desde la protección en los estadios hasta prevenir el robo, extorsión, falsificación de moneda, tráfico de personas, etcétera.
La doctora en Ciencia Política enfatizó que “estamos en un momento geopolítico muy importante porque, en su origen, esta edición del Mundial pretendía mostrar la articulación de tres naciones cuya relación va mucho más allá del comercio, reforzando una suerte de apuesta por un futuro compartido”.
Gálvez Salvador indicó: “Pero estamos en un mundo distinto, con la renegociación del Tratado de Libre Comercio en América del Norte, en un contexto marcado por señalamientos sobre el papel de México y Canadá en los tráficos ilícitos de drogas, y en particular en el marco de la crisis del fentanilo que ha tensado la relación”.
Durante la mesa temática “Migración y seguridad en megaeventos deportivos”, moderada por Erik del Ángel Landeros, secretario académico de la FCPyS, la investigadora precisó que en este contexto la seguridad no es un tema sólo municipal, sino estatal e internacional, que implica poner de acuerdo a tres países, 16 ciudades sedes, 48 selecciones y miles de personas que circularán alrededor.
Gálvez Salvador mencionó: “Esto puede ser un momento de oportunidad para México, Estados Unidos y Canadá para ver que, entre las diferencias que tenemos y el momento crítico que se vive derivado del retorno por las políticas soberanistas, podemos caminar hacia adelante y que la diplomacia deportiva y este encuentro sean para bien de las tres naciones”.
En la mesa también participó Luis Daniel Martínez Ortega, coordinador del Proyecto Disrupción de la Oficina de las Naciones Unidas para la Droga y el Delito en México, quien recordó que desde hace tiempo se ha visto que en el mundo del deporte hay problemas de trata, lavado de activos y tráfico, como muestran recientes ejemplos de corrupción.
De ahí que el Proyecto Disrupción de la ONU trabaja en hacer alianzas con actores estratégicos: academia, deporte, social y gobierno, no sólo con México, sino con Honduras, Guatemala y El Salvador; además de identificar tipologías en materia de trata y lavado de dinero, haciendo una diferencia muy clara para ayudar al migrante, que usualmente es considerado un objeto que pasa de mano en mano.

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