En un Clásico intenso y de varias emociones, un penal fallado por el volante rojiblanco le abrió la puerta de las semifinales al América
Carlos Peña abandonó la cancha del Azteca con la mirada perdida, con pasos lentos, como no queriendo llegar al vestidor, mientras que a unos metros todo era euforia entre los jugadores de América, que festejaban su pase a las semifinales tras imponerse 2-1 a las Chivas.
Y el Gullit tenía razones de sobra para irse del terreno de juego con el rostro desencajado, consciente de que el penal que erró, mandando el balón al travesaño en la primera parte, hubiera significado el pase a la antesala de la serie por el título.
Al 30, poco después de que Osvaldito Martínez había igualado con una impecable ejecución de un penal, tras el 1-0 que marcó Orbelín Pineda al ocho, con un disparo cruzado, Peña se convirtió en el villano de la película.
Luego de que Pineda fuera derribado por Hugo González, la afición esperaba que Omar Bravo cobrara la falta, pero fue Carlos quien tomó la pelota, se encarreró e hizo estremecer el poste. De haber convertido, América estaba obligado a hacer dos tantos más.
El medio tiempo llegó con el empate parcial y para el complemento Guadalajara volvió a mostrar un mejor rostro que su rival, aunque el Rebaño olvidó que con el 1-1 ellos estaban en semifinales y en su afán de volver a ponerse en ventaja, en la única jugada que quedaron mal parados terminaron recibiendo un gol que les costó la eliminación.
Y es que al 64 Carlos Darwin Quintero aprovechó los espacios que le dejó la zaga rival para llegar al pico del área y mandar servicio que conectó de primera intención Oribe Peralta para anotar y encaminar a América a las semifinales.
Si bien Chivas empujó y tuvo una acción que estuvo cerca de acabar en gol tras un remate de Bravo, al final el penal errado por Gullit y la única ocasión en que quedaron mal parados le costó a Guadalajara la eliminación, hecho que provocó que Carlos Peña se fuera cabizbajo a los vestuarios, consciente de que él fue el villano.